El perro aventurero



Había una vez una familia muy feliz compuesta por papá, mamá y dos hermanitos llamados Lucas y Sofía. Vivían en un lindo pueblo rodeado de naturaleza y siempre se divertían juntos.

Un día, mientras paseaban por el parque, encontraron a un perrito abandonado. Tenía ojitos tristes y estaba temblando de frío. Sin dudarlo, la familia decidió llevarlo a casa y cuidarlo.

- ¡Mamá! ¿Podemos quedarnos con él? Es tan lindo y parece necesitar mucho amor - dijo Lucas entusiasmado. - Claro que sí, mi amor. Vamos a darle un hogar lleno de cariño - respondió mamá con ternura. Así fue como ese pequeño perro llamado Rocky se convirtió en parte de la familia feliz.

Todos lo adoraban y lo cuidaban con mucho amor. Un día, al salir a jugar al jardín, Lucas notó que Rocky tenía algo raro en su patita trasera. - ¡Papá! Creo que Rocky está lastimado.

Lo veo cojear cuando camina - exclamó preocupado. Papá revisó la patita del perrito y descubrió que tenía una pequeña astilla clavada en ella. Con mucho cuidado, la sacó y curó la herida para que sanara rápidamente.

Lucas aprendió entonces la importancia de estar atento a las necesidades de los demás seres vivos y cómo ayudarlos cuando están lastimados o tristes. Pasaron los días y todo volvió a ser normal en la familia feliz.

Pero un día recibieron una visita inesperada: era el tío Juan, un aventurero muy conocido en el pueblo. - ¡Familia feliz! Tengo una gran noticia para ustedes. He organizado una expedición a la montaña más alta del país y quiero que vengan conmigo - dijo emocionado.

La familia se miró sorprendida y luego de pensarlo un poco, decidieron aceptar el desafío. Sabían que sería una experiencia única llena de aventuras y aprendizajes.

Durante la escalada, enfrentaron muchas dificultades como el frío intenso, las rocas resbaladizas y la falta de oxígeno. Sin embargo, se apoyaron mutuamente y nunca dejaron de animarse. - ¡Vamos chicos! Estamos cada vez más cerca de la cima. No podemos rendirnos ahora - alentaba papá con fuerza.

Finalmente, después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, lograron llegar a la cumbre. La vista era impresionante: podían ver todo el paisaje desde lo alto y sentirse orgullosos por haber superado todos los obstáculos juntos.

Esa experiencia les enseñó a nunca rendirse ante las adversidades y siempre buscar nuevas metas para crecer como familia feliz. De regreso al pueblo, Lucas decidió escribir un cuento sobre su increíble aventura en la montaña para compartirlo con sus amigos en la escuela.

Todos quedaron maravillados por su valentía y determinación. Así termina esta historia de una familia feliz que siempre estuvo dispuesta a ayudar a los demás seres vivos, superar desafíos juntos y nunca dejar de soñar en grande.

Porque cuando estamos rodeados de amor y apoyo, cualquier meta es posible de alcanzar.

FIN.

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