El perro callejero que encontró su familia



Había una vez en un vecindario un perro callejero llamado Max. Él anhelaba encontrar una familia que lo quisiera, pero su aspecto sucio y desaliñado asustaba a las personas. Max paseaba por las calles buscando cariño y comida, pero todos lo rechazaban. Un día, la perrera lo atrapó y lo llevó a un refugio. Al principio, Max estaba asustado, pero pasó el tiempo y nadie mostraba interés en adoptarlo. Se sentía desanimado y pensaba que nunca encontraría una familia.

Un día, una niña llamada Ana visitó el refugio con su mamá. Ella estaba buscando un perro para adoptar y darle un hogar amoroso. Mientras recorrían el refugio, Ana vio a Max y notó lo triste que lucía. A pesar de estar sucio y desaliñado, Ana vio más allá de su apariencia y sintió una conexión especial con él. -Hola, bonito, ¿cómo estás? - dijo Ana con ternura.

-Max levantó la cabeza y movió la cola, sorprendido de que alguien le hablara con tanto cariño. A partir de ese momento, Max recuperó la esperanza de encontrar una familia. Ana convenció a su mamá para adoptarlo, y así Max finalmente tuvo un hogar. Ana lo bañó, lo cepilló y le dio mucho amor.

-Los días pasaron, y Max se convirtió en el perro más feliz del vecindario. Jugaba con Ana, la acompañaba en sus aventuras y siempre la protegía. Max aprendió que el amor va más allá de las apariencias, y que su verdadera familia era aquella que lo aceptaba tal como era. Y así, Max vivió feliz para siempre en su nuevo hogar, agradecido por haber encontrado a su familia tan esperada.

FIN.

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