El perro callejero y el anciano de las naranjas
En un animado mercado oriental, entre el bullicio de las compras y el aroma de las especias, vivía un perro callejero llamado Chispa. Chispa era un perro alegre y cariñoso, pero había perdido la esperanza de encontrar un hogar.
Un día, Chispa conoció a un amable anciano que vendía naranjas. El anciano, llamado Señor Wang, le ofreció a Chispa un trozo de naranja y desde ese momento, se convirtieron en inseparables.
-¡Hola, Chispa! ¿Listo para otro día en el mercado? -saludaba el anciano todas las mañanas. Chispa movía la cola con alegría y juntos partían a recorrer el mercado. A pesar de ser un perro callejero, Chispa se convirtió en la mascota no oficial del mercado.
Niños y adultos lo acariciaban mientras compraban las deliciosas naranjas de Señor Wang. Sin embargo, un día todo cambió. Un ladrón intentó robar las naranjas de Señor Wang, pero Chispa, valiente como nunca, asustó al ladrón con ladridos y mordiscos.
Señor Wang, con lágrimas en los ojos, abrazó a Chispa y le agradeció su valentía. A partir de ese día, todos en el mercado reconocieron el valor de Chispa y lo trataron con mucho cariño.
La historia de la valentía de Chispa se difundió por el mercado y más allá. Señor Wang y Chispa se convirtieron en un ejemplo de amistad y coraje. Incluso, Señor Wang comenzó a entrenar a Chispa para que cuidara las naranjas.
Chispa, orgulloso de su nueva labor, no dejaba que ningún ladrón se acercara. Juntos, el anciano y el perro callejero demostraron que la amistad y el coraje pueden vencer cualquier obstáculo.
Y así, Chispa encontró su lugar en el mundo, junto al anciano que vendía naranjas en el mercado oriental.
FIN.