El perro de la esperanza
Había una vez una maestra llamada Priscila, quien trabajaba todos los días en dos colegios: el Colegio Estadual Francisco Caldeira de Alvarenga y el Colegio Estadual Professora Eliana de Almeida Santos.
Priscila era una mujer muy dedicada a su trabajo y siempre se esforzaba por enseñar a sus alumnos con alegría y entusiasmo. Priscila tenía un don especial para los idiomas, ya que hablaba español y portugués con fluidez.
A sus alumnos les encantaba aprender con ella, ya que hacía las clases muy divertidas e interesantes. Un día, mientras caminaba hacia el colegio, Priscila notó algo extraño en el camino. Había un pequeño perro abandonado cerca de la entrada del colegio.
El perrito estaba asustado y parecía necesitar ayuda. Priscila se acercó al perrito con cuidado y le ofreció su mano para que lo oliera. El perro confió en ella al instante y comenzó a mover la cola emocionado.
Priscila decidió llevarlo consigo al colegio hasta encontrarle un hogar amoroso. Cuando llegaron al colegio, los alumnos estaban sorprendidos de ver a Priscila con un nuevo amigo animal. Todos querían conocer al perrito y ayudar a encontrarle un hogar.
Decidieron llamarlo —"Pelusa" porque tenía un pelaje blanco y esponjoso como una nube. A partir de ese día, Pelusa se convirtió en la mascota oficial del colegio.
Los alumnos se turnaban para cuidarlo durante el recreo y cada uno le daba cariño y atención. Pelusa se sentía amado y protegido por todos los niños. Priscila aprovechó esta oportunidad para enseñarles a sus alumnos sobre la importancia de cuidar a los animales y ser responsables con ellos.
Les explicó que muchos animales necesitan un hogar y que es nuestra responsabilidad ayudarlos. Un día, mientras Priscila daba una clase de español, uno de sus alumnos llamado Lucas tuvo una idea brillante.
"-Maestra Priscila, ¿y si organizamos un evento para encontrarle un hogar definitivo a Pelusa?"- sugirió emocionado. A todos los alumnos les encantó la idea y comenzaron a planificar el evento.
Decidieron hacer una feria de adopción en el colegio, donde las familias interesadas podrían conocer a Pelusa y otros perros en busca de hogar. La noticia del evento se extendió rápidamente por toda la comunidad y muchas personas mostraron interés en adoptar a uno de los perritos.
El día del evento llegó y el colegio estaba lleno de alegría y emoción. Finalmente, una familia amorosa decidió adoptar a Pelusa. Todos estaban felices por él, pero también tristes porque extrañarían su compañía en el colegio.
Sin embargo, sabían que habían hecho lo correcto al encontrarle un hogar lleno de amor. Pelusa vivió feliz junto a su nueva familia, pero nunca olvidaría todo lo aprendido en el Colegio Estadual Francisco Caldeira de Alvarenga y el Colegio Estadual Professora Eliana de Almeida Santos.
Siempre recordaría la maestra Priscila y cómo ella le enseñó a ser valiente y encontrar un hogar donde lo quisieran.
Y así, gracias al amor y la dedicación de Priscila y sus alumnos, Pelusa encontró su felicidad y se convirtió en un símbolo de esperanza para todos los animales que necesitaban un hogar.
La historia de Pelusa inspiró a muchos a ayudar a los animales abandonados y recordaron siempre el poder del trabajo en equipo y la importancia de cuidar a quienes más lo necesitan.
FIN.