El perro de las estrellas



Había una vez un perro llamado Nube, que vivía en una nube blanca y esponjosa en el cielo. Nube era diferente a los demás perros, ya que no podía caminar sobre la tierra como ellos.

Pero eso no le importaba, porque disfrutaba de su vida en las alturas. Un día soleado, mientras Nube daba un paseo por su nube favorita, vio algo brillante en el horizonte.

Se acercó volando rápidamente y descubrió que era una estrella fugaz caída del cielo. Nube se acercó a la estrella y notó que estaba triste. "¿Qué te pasa?", preguntó curioso. La estrella respondió con voz temblorosa: "He perdido mi brillo y no puedo volver al cielo".

Nube sintió compasión por la estrella y decidió ayudarla. "No te preocupes", dijo amablemente, "te llevaré de regreso al cielo". Con cuidado, Nube levantó a la estrella en sus patas y comenzó a volar hacia arriba.

Mientras ascendían, se encontraron con varias dificultades: vientos fuertes, lluvia intensa e incluso un rayo que casi los golpea. Pero Nube no se rindió; él sabía que tenía que ayudar a la estrella. Finalmente, después de mucho esfuerzo, llegaron al cielo.

La estrella recuperó su brillo y empezó a brillar más intensamente que nunca antes. Estaba tan agradecida con Nube por salvarla. "¡Muchas gracias!", exclamó la estrella emocionada. "Eres un verdadero héroe".

Nube sonrió y respondió modestamente: "No hay de qué preocuparse, solo estaba haciendo lo correcto". La noticia sobre la valentía de Nube se extendió rápidamente por el cielo y llegó a oídos del Rey Sol. El rey decidió recompensar a Nube por su acto heroico.

Un día, mientras Nube descansaba en su nube, recibió una visita sorpresa del Rey Sol. —"Nube" , dijo el Rey con voz majestuosa, "has demostrado ser un perro valiente y generoso.

Te otorgo el poder de hacer realidad los sueños de los demás". Nube no podía creerlo; ¡tenía un poder especial! Desde ese día en adelante, cada vez que alguien tenía un sueño en su corazón, podía pedirle a Nube que lo hiciera realidad.

Los días pasaron y Nube hizo realidad muchos sueños increíbles. Hizo llover caramelos para niños hambrientos, construyó puentes mágicos para ayudar a las personas a cruzar ríos peligrosos e incluso encontró tesoros escondidos para aquellos que deseaban prosperidad.

Pero había algo más importante que hizo Nube: enseñó a todos sobre la importancia de ayudarse mutuamente y nunca rendirse ante las dificultades.

Y así fue como el perro blanco llamado Nube vivió una vida llena de aventuras y dejó una huella imborrable en el corazón de todos aquellos que conoció. Porque aunque era diferente, demostraba cada día que no importa quién seas o cómo te veas, siempre puedes hacer una diferencia en el mundo si tienes el coraje y la determinación para ayudar a los demás.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!