El perro del lago


Había una vez una niña llamada Emma que vivía cerca de un lago. A Emma le encantaba pasar tiempo al aire libre y explorar la naturaleza.

Un día, mientras caminaba por el lago, encontró a un perro muy juguetón que llevaba en su boca una pelota de colores brillantes. Emma se acercó al perro y le dijo: "¡Hola! ¿Puedo jugar contigo y tu pelota?".

El perro movió la cola emocionado y soltó la pelota en el suelo. Emma tomó la pelota y empezaron a jugar juntos. Pasaron horas divirtiéndose, corriendo de un lado a otro y riendo sin parar. Pero de repente, algo inesperado ocurrió: la pelota cayó al agua del lago.

Emma miró con tristeza cómo se alejaba flotando. "Oh no, ¡mi pelota se ha perdido!"- exclamó Emma con voz apenada. El perro parecía entender lo que había pasado y comenzó a nadar hacia donde estaba la pelota.

Pero cada vez que intentaba agarrarla con su boca, esta volvía a hundirse en el agua. "¡No te preocupes, amigo! Juntos encontraremos una solución"- dijo Emma decidida. Entonces, se le ocurrió una idea brillante.

Corrió hasta su casa y regresó con una red de pesca que había encontrado en el garaje de su papá. Con mucho cuidado, lanzaron la red al agua e intentaron atrapar la pelota. Después de varios intentos fallidos, finalmente lograron pescarla.

El perro salió del agua emocionado, moviendo su cola de un lado a otro. Emma tomó la pelota y le dijo al perro:"¡Lo hicimos! ¡Recuperamos la pelota juntos!".

El perro ladrió en señal de alegría y Emma le dio una gran abrazo agradecida. Desde ese día, se convirtieron en los mejores amigos. Jugaron juntos todos los días y cada vez que algo se perdía o había un problema, trabajaban en equipo para encontrar una solución.

Emma aprendió que no importa cuán grande sea el desafío o lo difícil que parezca, siempre hay una manera de resolverlo si trabajas en equipo y nunca te rindes.

Y así, Emma y su perro vivieron muchas aventuras juntos, disfrutando de la amistad y el poder de superar cualquier obstáculo.

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