El perro draco y la niña valiente
Había una vez una niña llamada Luisa, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Luisa era una niña muy curiosa y aventurera, siempre buscando nuevas historias para contar.
Un día, mientras exploraba el bosque cerca de su casa, Luisa escuchó un ruido extraño proveniente de unos arbustos. Se acercó con cuidado y descubrió a un perro draco viejito. El perro draco tenía escamas brillantes y alas coloridas, pero se veía triste y cansado.
- ¡Hola! ¿Estás bien? -preguntó Luisa preocupada. El perro draco levantó la cabeza y suspiró. - Estoy viejo y cansado. Ya no puedo volar como antes. He perdido mis ganas de vivir -respondió el perro draco con tristeza.
Luisa sintió mucha pena por él y decidió ayudarlo. - No te preocupes, yo te ayudaré a recuperar tus ganas de vivir. Vamos a hacer muchas cosas divertidas juntos -dijo Luisa con entusiasmo.
El perro draco dudaba al principio, pero poco a poco comenzaron a pasar tiempo juntos. Luisa llevaba al perro draco a pasear por el pueblo, lo presentaba a todos sus amigos e incluso lo llevaba a la escuela.
Pronto, el perro draco empezó a sentirse más vivo que nunca. Aprendió nuevos juegos junto a los niños del pueblo y recobró su alegría perdida.
Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo, vieron algo extraordinario: un arcoíris gigante que se extendía por todo el cielo. - ¡Qué maravilla! -exclamó Luisa emocionada. - Sí, es hermoso. Pero ahora me gustaría volar y tocarlo -respondió el perro draco con nostalgia. Luisa, sin pensarlo dos veces, tuvo una idea brillante.
- ¡Espera aquí! -dijo mientras corría hacia su casa. Regresó con un paracaídas colorido y se lo colocó al perro draco viejito amor. - Con esto podrás volar de nuevo. No tan alto como antes, pero lo suficiente para sentirte libre -explicó Luisa sonriendo.
El perro draco miró el paracaídas con ojos llenos de emoción y agradecimiento. Juntos subieron a la colina más alta del pueblo y se prepararon para despegar. - ¡Allá vamos! -gritó Luisa mientras saltaban al vacío.
El viento soplaba suavemente, llevando al perro draco viejito amor flotando en el aire. Sus alas batían lentamente mientras disfrutaba de la sensación de libertad que tanto había extrañado.
Desde ese día, Luisa y el perro draco se convirtieron en los mejores amigos del mundo. Juntos vivieron muchas aventuras emocionantes e inspiradoras, siempre recordándose mutuamente que nunca es tarde para encontrar la felicidad y las ganas de vivir nuevamente.
Y así, gracias a la valentía y amabilidad de Luisa, el perro draco viejito amor encontró una segunda oportunidad para ser feliz y seguir volando por los cielos junto a su gran amiga.
FIN.