El perro feliz
Había una vez en un tranquilo vecindario, un perro llamado Rufus. Rufus era un perro callejero que vivía en un parque y siempre estaba contento.
Su cola siempre estaba moviéndose de un lado a otro, y su lengua colgaba de su boca con una sonrisa permanente. Aunque no tenía un hogar, Rufus disfrutaba de la vida al máximo, jugando con los niños y persiguiendo mariposas.
Un día, mientras jugaba en el parque, Rufus conoció a Lucas, un niño de ocho años con necesidades especiales. Lucas estaba en silla de ruedas y se sentía triste porque no podía correr y jugar como los demás niños.
Al ver a Rufus correr y saltar, Lucas se sintió inspirado y decidió acercarse al perro feliz. - ¿Hola, amigo! -saludó Lucas con una sonrisa. - ¡Guau, guau! - respondió Rufus moviendo su cola. A partir de ese día, Rufus y Lucas se convirtieron en grandes amigos.
Rufus visitaba a Lucas todos los días y juntos jugaban en el parque. Lucas se sentía feliz y emocionado al tener a Rufus a su lado. Un día, mientras paseaban juntos, Rufus encontró a un cachorro perdido en el parque. El cachorro lucía temeroso y triste.
Rufus se acercó con amabilidad y movió la cola para demostrar que no tenía nada de qué preocuparse. Rufus y Lucas decidieron ayudar al cachorro a encontrar a su familia. Recorrieron el vecindario preguntando a todos si conocían al dueño del cachorro.
Después de muchas aventuras y desafíos, lograron encontrar a la familia del cachorro perdido. La familia estaba muy agradecida y feliz de tener de vuelta a su adorable mascota. Rufus, Lucas y el cachorro se despidieron con lágrimas de felicidad.
A partir de ese día, Rufus, Lucas y el cachorro se convirtieron en un equipo inseparable, viviendo muchas aventuras juntos.
Rufus enseñó a Lucas que la verdadera felicidad reside en el espíritu positivo y la amistad, y juntos demostraron que la amistad verdadera puede superar cualquier obstáculo. Y así, el perro feliz y sus amigos demostraron que, con amor, amistad y valentía, se puede lograr cualquier cosa.
FIN.