El Perro Guardián y el Secreto del Parque



Era una tarde soleada en el barrio de Villa Esperanza, donde los niños jugaban felices y los pájaros cantaban entre los árboles. Todos los días, el vecino, Don Nota, un hombre mayor con un gran corazón, llevaba a su perro, Guardián, a pasear al parque. Guardián no era un perro cualquiera; era un hermoso labrador negro, fuerte y juguetón, con una cola que nunca dejaba de moverse.

"¡Vamos, Guardián!" - decía Don Nota mientras se ataba los cordones de sus zapatillas.

"¡Woof!" - ladraba Guardián, preparándose para salir.

Al llegar al parque, Guardián corría feliz por la hierba, mientras Don Nota se ponía a charlar con los vecinos. Un día, mientras lanzaba una pelota, algo llamó su atención en una esquina del parque. Era un grupo de niños que parecían tristes, mirando un gran charco que se había formado por la lluvia de la noche anterior.

Don Nota no dudó en acercarse.

"¿Qué les pasa, chicos?" - preguntó, preocupado.

"No podemos jugar, el agua nos empapó todo el terreno y no hay lugar para patinar" - respondió una niña con una gorra roja.

Don Nota miró a Guardián y tuvo una idea.

"Voy a hablar con el intendente para que repare el parque, pero mientras tanto, ¿por qué no jugamos todos juntos?" - sugirió.

Los niños, sorprendidos, se miraron entre sí.

"¿Pero cómo?" - preguntó otro niño.

"Podemos hacer una carrera de obstáculos, y yo puedo ayudar a organizarlo" - dijo Don Nota, motivado. Guardián, al escuchar esto, dio un ladrido entusiasta.

Los niños comenzaron a animarse y se pusieron a reunir materiales para la carrera con ayuda de Don Nota. Juntaron conos, una cuerda, y si bien el charco seguía ahí, decidieron incluirlo como parte del juego, saltando sobre él como si fuera un gran reto.

"¡Eso! ¡Ahora somos guerreros en un acantilado!" - gritó un niño mientras saltaba y caía justo en el borde del charco.

"¡Sí! Y Guardián podrá ser el juez!" - agregó una niña sonriendo.

Así, empezaron la carrera y se lo pasaron genial. Guardián corría a su lado, ladrando y animando a los pequeños.

Sin embargo, mientras corrían, uno de los niños, Lucas, perdió el equilibrio y cayó de lleno en el charco. Todos sus amigos se quedaron en shock, pero antes de que pudiera sentir vergüenza, Guardián corrió a su lado y comenzó a mover su cola frenéticamente, como si lo estuviera animando a levantarse.

"¡Vamos, Lucas! ¡No te preocupes! ¡Te ayudamos!" - gritaron los demás.

Don Nota se acercó rápidamente.

"Está bien, campeón. Lo importante es que te diviertas. ¡Secate y ven, sigamos jugando!" - dijo mientras ayudaba a Lucas a levantarse.

Fue entonces cuando los niños tuvieron otra gran idea. Decidieron hacer una "zona chapoteo", donde podrían jugar con el agua sin temor. Asimismo, varios de los niños, contagiados por el entusiasmo, comenzaron a sacar un montón de botellas para crear una especie de rampa para deslizarse.

Pasaron las horas y, gracias a Guardián y a la ayuda de Don Nota, el parque se llenó de risas y diversión. Cuando cayó la tarde, todos los niños estaban agotados pero felices, y Don Nota les prometió volver al día siguiente para seguir arreglando el parque.

Pero esa no era la única sorpresa que les estaba por llevar; al día siguiente, Don Nota llegó al parque con una noticia.

"Chicos, tengo una gran sorpresa. El intendente me llamó y la semana que viene comenzarán a reparar el parque, las zonas de juegos y hasta pondrán un nuevo tobogán. ¡Así que podrían ayudarme a elegir los colores!" - anunció.

Los niños saltaron de alegría.

"¡Vamos a elegir azul y verde!" - gritó la niña de la gorra roja.

"¡Sí, azul y verde! Y el tobogán puede ser en forma de serpiente" - sumó Lucas, conteniendo la risa.

Desde aquel día, el parque se volvió un lugar de alegría. Cada tarde, Don Nota y Guardián seguían jugando con los niños, y todos juntos cuidaban del lugar, manteniéndolo limpio y hermoso. Aprendieron que un lugar se puede transformar si uno pone amor y trabajo, y lo más importante, que compartir y crear juntos es lo mejor que todos pueden hacer.

Y así, Villa Esperanza siguió siendo un lugar mágico, donde el sol brilla y la risa nunca falta, gracias a un perro llamado Guardián y a un vecino llamado Don Nota que, con su buen corazón, enseñó a todos que juntos son más fuertes.

FIN.

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