El perro mágico y el pajarito herido



brillantes como dos luceros en el cielo. Azka Txuri siempre había sido un perro alegre y lleno de energía, pero lo que lo hacía realmente especial era su capacidad para hablar con otros animales.

En la fiesta de cumpleaños, todos los amigos de Azka Txuri estaban emocionados. Había gatos, pájaros, conejos y hasta una tortuga llamada Tito. Todos se reunieron alrededor de una gran mesa llena de deliciosos bocadillos preparados por la mamá de Azka Txuri.

"¡Feliz cumpleaños, Azka Txuri!" -gritaron todos los animales mientras le daban vueltas a su alrededor. Azka Txuri sonrió y agradeció a sus amigos por hacerlo sentir tan especial.

Pero justo cuando iba a empezar a comerse un sándwich, escuchó un ruido extraño proveniente del arbusto cercano. "¿Qué es eso?" -preguntó Azka Txuri intrigado. Los demás animales también prestaron atención al ruido y juntos fueron hacia el arbusto para ver qué estaba ocurriendo.

Al acercarse, descubrieron que se trataba de un pequeño pajarito atrapado entre las ramas. "¡Oh no! ¡Tenemos que ayudarlo!" -exclamó Azka Txuri preocupado. Con cuidado, los animales lograron liberar al pajarito y lo pusieron sobre la mesa junto a ellos.

El pajarito tenía el ala lastimada y no podía volar. Todos los animales se miraron unos a otros sin saber qué hacer. Fue entonces cuando Azka Txuri tuvo una idea brillante. Se acercó al pajarito y le dijo:"No te preocupes, amiguito.

Yo conozco a alguien que puede ayudarte". Azka Txuri se dirigió a un árbol cercano y llamó a su amigo el búho sabio. El búho tenía la capacidad de curar heridas y siempre estaba dispuesto a ayudar.

El búho llegó volando al instante y examinó cuidadosamente el ala del pajarito. Con sus conocimientos en medicina animal, el búho logró curar la herida y fortalecer las alas del pajarito.

"¡Gracias, Azka Txuri! ¡Gracias, búho sabio!" -dijo el pajarito emocionado-. "Ahora puedo volar de nuevo". Los animales aplaudieron emocionados mientras veían cómo el pajarito desplegaba sus alas y se elevaba en el cielo.

La fiesta continuó con alegría y todos los animales disfrutaron de la comida, los juegos y las risas. Azka Txuri se sentía feliz de haber podido ayudar al pajarito y verlo volar libremente otra vez. Al finalizar la fiesta, los animales se despidieron con abrazos y prometieron seguir siendo amigos para siempre.

Azka Txuri aprendió que todos podemos hacer algo especial por los demás si nos esforzamos en buscar soluciones.

Desde aquel día, Azka Txuri siguió siendo un perro especial pero ahora entendía que su verdadero poder radicaba en su capacidad para ayudar a otros seres vivos. Y así, juntos construyeron un mundo lleno de amor, solidaridad y amistad. Fin.

FIN.

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