El perro mágico y las páginas perdidas


Había una vez un perro llamado Max, un simpático y curioso cachorro que vivía en una casa muy especial. Su dueña, Martina, era una amante de los libros y tenía una gran colección en su biblioteca.

Un día, mientras Martina estaba ocupada en la cocina preparando unas deliciosas galletitas, Max decidió explorar por su cuenta. Sin pensarlo dos veces, se adentró en la biblioteca y encontró un libro apetitoso que parecía tener las hojas muy sabrosas.

Max no pudo resistirse a esa tentación literaria y comenzó a devorar el libro con mucho entusiasmo. Pero lo que él no sabía es que ese libro era mágico y contenía historias fantásticas jamás vistas.

Después de comerse varias páginas, algo extraño comenzó a sucederle a Max. Empezó a ver manchas rojas por todas partes: ¡sangre! El pobre perrito se asustó tanto que salió corriendo hacia la cocina buscando refugio bajo la mesa donde Martina seguía cocinando.

"¡Martina! ¡Ayuda! Veo sangre por todas partes", ladraba Max entre sollozos. Martina dejó todo lo que estaba haciendo y se arrodilló para acariciar al asustado Max. Al notar sus ojos llenos de lágrimas, ella comprendió que algo extraño estaba pasando.

"Tranquilo, Max", dijo Martina mientras le daba un abrazo reconfortante. "Vamos a averiguar qué está pasando".

Decidida a descubrir el origen de aquel fenomenal problema visual de Max, Martina regresó a la biblioteca y encontró el libro mágico con las páginas faltantes. Leyendo detenidamente, descubrió que ese libro tenía el poder de hacer que los personajes cobraran vida en la mente del lector. "¡Ah, ya entiendo!", exclamó Martina emocionada.

"Max ha comido un fragmento importante de este libro y ahora ve imágenes de las historias que contenía". Martina tenía una idea brillante: debían encontrar las páginas perdidas para devolverle la paz visual a Max. Juntos, se embarcaron en una aventura por distintos mundos fantásticos dentro del libro.

Recorrieron bosques encantados, volaron sobre dragones majestuosos y ayudaron a princesas valientes en sus misiones. Cada página recuperada les permitía volver al mundo real por unos momentos antes de sumergirse nuevamente en otra historia.

Durante su travesía, Max aprendió muchas cosas nuevas: sobre el valor de la amistad, la importancia de ser valiente y cómo enfrentar los miedos.

Martina también aprendió mucho junto a su fiel compañero animal: a apreciar aún más los libros y descubrir lo maravilloso que puede ser vivir aventuras sin salir de casa. Después de recorrer cada rincón del libro mágico junto a Max, finalmente encontraron todas las páginas perdidas y las colocaron nuevamente en su lugar.

Con gran alegría, vieron cómo desaparecían las manchas rojas del campo visual del perrito. "¡Lo logramos, Max! Ya no verás más sangre por todas partes", celebró Martina mientras acariciaba a su fiel amigo.

Max, cansado pero feliz, ladró emocionado y le dio un lametón a Martina para mostrarle su gratitud. Juntos volvieron a la cocina, donde disfrutaron de las deliciosas galletitas que habían estado preparando antes de comenzar esta increíble aventura.

Desde ese día, Max nunca más se atrevió a comerse ningún libro, pero siempre recordaría con cariño aquel viaje mágico que lo ayudó a crecer y aprender. Y así, el dúo inseparable siguió explorando nuevos mundos en cada página que abrían juntos. Y colorín colorado, este cuento mágico ha terminado.

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