El perro parlanchín
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Perruna, una niña llamada Juanita que amaba a los animales.
Desde que era muy pequeña, Juanita se encargaba de cuidar a todos los perros callejeros del pueblo, dándoles comida y cariño. Un día, mientras paseaba por el parque con su pelota roja favorita, vio a un perro callejero muy triste y abandonado. Se acercó lentamente hacia él y notó que tenía una patita lastimada.
Sin dudarlo, Juanita decidió llevarlo a su casa para curarlo y darle un hogar temporal. El perro, al que llamaron Panchito, pronto se recuperó gracias a los cuidados de Juanita.
Los dos se volvieron inseparables y pasaban todo el día juntos jugando y explorando el pueblo. Un día, mientras jugaban en el bosque cercano al pueblo, Juanita se dio cuenta de que Panchito estaba actuando de manera extraña. Se acercaba mucho a ella y la miraba fijamente a los ojos.
De repente, el perro comenzó a hablar:"Juanita, tengo algo importante que decirte", dijo Panchito con voz grave. Juanita se quedó sorprendida y emocionada al mismo tiempo. Nunca había conocido a un perro que pudiera hablar.
"¿Qué es lo que quieres decirme?", preguntó Juanita con curiosidad. "Juanita, desde el momento en que me cuidaste y me diste amor incondicional, supe que eras especial.
Quiero pedirte algo muy importante: ¿quieres ser mi compañera para siempre?"Juanita no podía creer lo que estaba escuchando. Un perro hablándole y pidiéndole ser su compañera para siempre era algo increíble. "Pero Panchito... ¿cómo podemos ser compañeros si somos tan diferentes?", preguntó Juanita con preocupación.
Panchito sonrió y le explicó a Juanita que la verdadera amistad no entiende de diferencias ni prejuicios. Que lo importante era el amor sincero y la conexión especial que habían creado juntos.
Desde ese día, Juanita y Panchito vivieron aventuras increíbles juntos en Villa Perruna. La gente del pueblo quedaba asombrada al verlos caminar juntos por las calles o jugar en el parque. Y así fue como Juanita descubrió que la verdadera amistad puede llegar de donde menos te lo esperas.
Aprendió a valorar las diferencias entre todos los seres vivos y entendió que el amor puede romper cualquier barrera. Y colorín colorado este cuento ha terminado; pero recuerda: nunca subestimes la magia de la amistad verdadera.
FIN.