El perro perdido



Había una vez un perro llamado Rocky que vivía felizmente con su dueño, Tomás. Juntos, formaban el equipo perfecto: iban a pasear al parque, jugaban al fútbol y se contaban secretos antes de dormir.

Pero un día, mientras estaban en el parque, Rocky vio algo interesante y decidió investigarlo. Corrió tan rápido que se alejó demasiado de Tomás y se perdió. Tomás buscó por todas partes a su fiel amigo, pero no pudo encontrarlo.

Estaba muy triste y pasaron los días sin ninguna señal de Rocky. A medida que pasaba el tiempo, Tomás empezó a resignarse y pensaba que nunca volvería a verlo. Por otro lado, Rocky se encontraba en una situación difícil.

No sabía cómo regresar a casa ni cómo encontrar a Tomás. Pasaron los meses y Rocky aprendió a sobrevivir en la calle gracias a la ayuda de otros animales callejeros.

Un día soleado, mientras buscaba comida entre los basureros del vecindario, Rocky escuchó una voz familiar. Se levantó rápidamente y vio a lo lejos una figura conocida: ¡era Tomás! El corazón de Rocky latió con fuerza mientras corría hacia él.

- ¡Rocky! ¡Eres tú! - exclamó Tomás emocionado al verlo correr hacia él. Rocky saltó sobre Tomás lleno de alegría e hicieron un gran abrazo lleno de amor y felicidad. - Nunca dejé de buscarte, amigo mío - dijo Tomás acariciando el pelaje de Rocky-.

Te extrañé tanto todos estos años. Rocky ladró como si estuviera diciendo "yo también te extrañé, Tomás". Tomás llevó a Rocky a casa y le dio un buen baño. Le ofreció su comida favorita y lo acurrucó en su cama.

Rocky se sentía tan feliz de estar nuevamente con su dueño que no podía dejar de mover la cola. A partir de ese día, Tomás y Rocky fueron inseparables.

Salían a pasear juntos todas las mañanas y jugaban en el parque como solían hacerlo antes. Pero esta vez, Tomás le prometió a Rocky que nunca más se separarían.

Tomás decidió compartir su historia con todos sus amigos del vecindario para enseñarles la importancia de cuidar a nuestras mascotas y asegurarse de que siempre estén seguras en nuestros hogares. También les contó cómo fue la valentía y perseverancia de Rocky para encontrarlo después de tanto tiempo perdido.

La historia de Rocky inspiró a muchas personas a ser más responsables con sus mascotas y recordaron lo importante que es mantenerlas seguras en todo momento. Desde aquel día, Rocky se convirtió en el perro más querido del vecindario.

Todos los niños lo adoraban y él disfrutaba cada momento lleno de amor y alegría junto a ellos. Y así, gracias al amor incondicional entre un perro llamado Rocky y su dueño Tomás, aprendimos que nunca debemos perder la esperanza ni dejar de buscar aquello que amamos.

Porque cuando algo es verdaderamente importante para nosotros, siempre encontraremos una manera de recuperarlo.

FIN.

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