El perro que corría y ladraba en la playa



Había una vez un perro llamado Chispa, un hermoso golden retriever con un pelaje dorado y brillante. Chispa vivía en un pequeño pueblo costero y su mayor alegría era correr por la playa.

Un día soleado, Chispa decidió que era el momento perfecto para dar un largo paseo por la orilla del mar. Tan pronto como puso una pata en la arena, comenzó a correr y ladrar de emoción. "¡Woof, woof!" exclamaba Chispa mientras dejaba huellas en la suave arena.

Los niños que jugaban en la playa se reían y aplaudían al ver al perro tan feliz. "¡Miren a Chispa, parece que está volando!" decían maravillados. Chispa corría y saltaba, persiguiendo las olas y disfrutando del viento fresco.

De repente, divisó algo en la orilla: un pequeño cangrejo que intentaba regresar al agua. Sin dudarlo, Chispa se acercó y con cuidado tomó al cangrejo en su boca, llevándolo de vuelta al mar.

"Buen trabajo, Chispa", dijo una voz detrás de él. Era el viejo pescador del pueblo, quien había estado observando la escena. "Te has ganado un nuevo amigo hoy", y le dio una palmada en el lomo.

Desde ese día, Chispa se convirtió en un héroe para los habitantes del pueblo, siempre atento a ayudar a cualquier criatura marina que lo necesitara. Su alegría contagiosa y su nobleza lo hicieron querido por todos.

Y así, cada vez que corría y ladraba en la playa, Chispa no solo disfrutaba del sol y el mar, sino que también recordaba que siempre hay espacio para hacer el bien. Y colorín colorado, este cuento solidario ha terminado.

FIN.

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