El perro que descubre el mundo
Había una vez un simpático perrito llamado Lucas, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos. Lucas era muy curioso y siempre miraba a través de la reja de su casa, soñando con lo que podía haber más allá de las montañas. Un día, decidió que era hora de explorar el mundo.
Con su cola moviéndose de un lado a otro, Lucas salió de su hogar. "¿A dónde iré hoy?"- se preguntó mientras saltaba alegremente. Su primera parada fue en un hermoso bosque. Los árboles eran altos y frondosos, y Lucas nunca había visto algo tan asombroso.
Mientras olfateaba las flores, se encontró con una ardilla llamada Tina. "Hola, pequeño perro. ¿Qué haces aquí?"- le preguntó ella. "Estoy descubriendo el mundo. ¿Tú también lo haces?"- respondió Lucas.
"¡Sí! Pero yo siempre recojo nueces. ¿Quieres ayudarme?"- le propuso Tina. Lucas se emocionó y empezó a buscar nueces con su nuevo amigo. Juntos llenaron un par de pequeñas canastas.
Cuando terminaron, Lucas le dijo a Tina, "Gracias por compartir tu aventura conmigo. ¡Eres una gran compañera!"- Y así, después de compartir risas y juegos, Lucas siguió su camino hacia el río.
Al llegar al río, se maravilló con el agua brillante que reflejaba el sol. Allí conoció a Miguel el pato. "¡Hola! ¿Eres nuevo por aquí?"- preguntó Miguel. "Sí, soy Lucas y estoy descubriendo el mundo"- respondió emocionado. "¿Quieres jugar un rato?"- sugirió Miguel.
Sin dudarlo, Lucas aceptó. Jugaron a saltar de roca en roca, riendo mientras salpicaban agua. "¡Eres muy ágil!"- exclamó Miguel.
Lucas sonrió y le respondió, "Gracias, pero tú también eres genial en el agua"-. Después de una tarde divertida, ambos se despidieron y Lucas siguió su aventura.
Ahora se encontró en un prado lleno de flores de colores y allí conoció a una sabia tortuga llamada Sofía. "Hola, joven aventurero. ¿Qué te trae por aquí?"- le preguntó Sofía. "Estoy descubriendo el mundo y he conocido a muchos amigos"- respondió Lucas.
"Eso es maravilloso. Pero recuerda, no todo lo que brilla es oro. A veces, los lugares que parecen divertidos pueden ser peligrosos"- le advirtió la tortuga. Lucas asintió, dándole importancia a lo que Sofía decía.
Decidido a seguir explorando, Lucas se alejó, contento de haber escuchado el consejo de su nueva amiga. De repente, ¡se encontró frente a un camino donde había un enorme perro de granja llamado Rufus! Rufus parecía un poco intimidante, y Lucas se sintió un poco asustado al principio. "Hola, chico. ¿Qué haces solo aquí?"- gruñó Rufus.
"Estoy descubriendo el mundo", respondió Lucas con un hilo de voz. "Eso suena divertido, pero ten cuidado. Hay otros perros que no son tan amables como yo"- dijo Rufus, moviendo su cola, como una forma de asegurar a Lucas que era amistoso.
Lucas entendió que no todos los encuentros serían alegres y sintió que era importante ser cuidadoso. "Gracias por tu consejo, Rufus. Seré cauteloso"- contestó él
Continuó su camino, todavía con la emoción de haber descubierto tantas cosas. Pero al caer la tarde, comenzó a sentir un poco de miedo. "¿Dónde estoy?"- murmuró para sí mismo. Recordó los consejos de Sofía y Rufus.
Intentó volverse, pero no podía recordar el camino. ¡Estaba perdido! Desesperado, empezó a llorar.
De repente, escuchó un ruido familiar. "Lucas, Lucas!"- era Tina, que había venido a buscarlo. "Te estábamos esperando. No te habíamos visto por un tiempo, todos están preocupados"- dijo la ardilla.
"Pero me perdí", contestó Lucas mientras secaba sus lágrimas.
"¡No te preocupes! Juntos encontraremos el camino de vuelta"- le aseguró Tina.
Lucas se sintió aliviado con la compañía de su amiga. Mientras regresaban, se encontraba con Miguel y Sofía, quienes también lo ayudaron a regresar a casa, compartiendo historias sobre todo lo que había aprendido en su aventura.
Finalmente, después de un largo día, Lucas llegó a casa. "¡Mamá, papá! Les tengo tantas cosas que contar"- gritó emocionado. Entonces se dio cuenta de que explorar el mundo era maravilloso, pero también era importante tener amigos y saber cuándo pedir ayuda.
Desde aquel día, Lucas se convirtió en el perro aventurero, siempre listo para descubrir nuevas cosas, pero siempre regresando a su hogar y compartiendo sus aprendizajes con todos aquellos que conocía.
FIN.