El Perro Que Le Picaba La Oreja
Había una vez un perro llamado Rocco,
que vivía contento en un barrio muy loco.
Cada día corría, saltaba y ladraba,
su alegría contagiosa a todos llegaba.
Pero un día sintió algo raro en su oreja,
donde antes había calma, ahora había pelea.
"¡Ay, ay, ay!" - lloraba Rocco,
"¿Qué me pasará? Siento picazón en todo el loco!"
Sus amigos se acercaron, llenos de temor,
y entre ellos estaba Luna, una gata de color.
"No temas, Rocco, vamos a averiguar,
¿quién te ha picado? Lo vamos a encontrar!"
Luna soltó un maullido agudo y claro,
y el eco resonó, llenando el barrio raro.
De pronto un pequeño ratón apareció,
y con un gesto travieso a Rocco se acercó.
"No te asustes, querido, no quiero hacerte mal,
solo buscaba un lugar, pero me pasé de nivel!"
"¿Eras vos quien me picaba?" - preguntó Rocco,
"No lo vuelvas a hacer, ¡quiero ser un buen loco!"
"Mis disculpas, amigo, no quise incomodar,
yo sólo quería jugar, ¡ven, vamos a saltar!"
Y así, los tres amigos se pusieron a jugar,
twisters de risa, sin parar de saltar.
Pero pronto Luna dijo con voz un poco seria:
"Es lindo jugar, pero mucho cuidado en la serie:
no todos quieren jugar de esta manera,
y a veces lo que parece, puede ser una trampa sincera."
Rocco, curioso, la miró con respeto,
"Tenés razón, Luna, cuidado es el secreto.
Pero con el amor y un poco de verdad,
los problemas se resuelven, ¡esa es la realidad!"
Los amigos siguieron, felices en el día,
y al terminar la tarde, con gran alegría,
el sol se ponía, brillando en el cielo,
y Rocco ladró, con enorme anhelo:
"¡Hoy aprendí algo, mis amigos son pura razón,
con cariño y respeto, no hay confusión!"
Así, el perro Rocco, con oreja ya calma, siguió brincando, lleno de alma.
Y todos los días, al despertar en la mañana,
sabía que la amistad es más que una simple ventana.
"¡Jugaremos juntos y no habrá envidia,
por sobre todo, en la amistad, está la gran vigilia!"
Rocco y sus amigos, unidos en armonía,
celebrando la vida, ¡qué bellas son las melodías!
FIN.