El perro que salvó la salud


Había una vez un adorable perro llamado Roky. Era un perrito pequeño de pelaje blanco y ojos brillantes. Vivía en una casa junto a su dueña, Sofía, quien lo amaba con todo su corazón.

Roky era muy activo y siempre estaba lleno de energía. Durante el día, le encantaba correr por el jardín, saltar sobre los arbustos y perseguir mariposas. Pero también disfrutaba mucho de sus siestas bajo el cálido sol.

Un día soleado, mientras Roky jugaba en el parque cercano a su casa, escuchó una voz que provenía del otro lado del camino. Era Lucas, un niño que vivía cerca y que también adoraba a los animales.

- ¡Hola Roky! ¿Quieres jugar conmigo? - exclamó Lucas emocionado al ver al perro. Roky movió la cola frenéticamente y se acercó saltando hacia él. - ¡Claro que sí! ¡Vamos a divertirnos juntos! - respondió Roky entusiasmado.

Desde ese día, Lucas se convirtió en el mejor amigo de Roky. Juntos exploraban cada rincón del parque, hacían carreras y compartían muchas risas. Un día, mientras caminaban por el parque, encontraron un helado tirado en el suelo. Roky miró tentadoramente aquel dulce manjar e intentó comerlo rápidamente.

- Espera Roky - dijo Lucas preocupado -. El helado puede hacerle daño a tu pancita. Mejor busquemos algo más seguro para comer juntos. Roky comprendió las palabras de Lucas y decidió dejar atrás el helado.

Juntos, buscaron una fuente de agua fresca y compartieron un buen trago. A lo largo del tiempo, Roky aprendió muchas cosas importantes de la mano de Lucas. Descubrió que algunos alimentos pueden ser peligrosos para los perros, como el chocolate.

Aunque le encantaba el sabor dulce, entendió que era mejor mantenerse alejado de él. Un día, mientras paseaban cerca del río, Roky vio algo flotando en el agua.

Era una barra de chocolate abandonada por algún descuidado visitante del parque. Roky miró al tentador chocolate y recordó las enseñanzas de Lucas. Sabía que debía resistirse a la tentación y no acercarse a ese peligroso alimento. - ¡No puedo comer ese chocolate! - exclamó Roky con determinación -.

Puede hacerme daño. Lucas sonrió orgulloso al ver la madurez y responsabilidad de su amigo canino. - Eres muy valiente y sabio, Roky.

Estoy seguro de que siempre tomarás las decisiones correctas para cuidar tu salud - dijo Lucas con admiración -. Desde aquel día, Roky se convirtió en un ejemplo para todos los demás perros del parque.

Con su actitud responsable y sus buenas decisiones alimenticias, enseñaba a otros perros sobre los peligros del chocolate y cómo disfrutar de una vida saludable. Con el tiempo, Roky se convirtió en un verdadero héroe canino. Su historia inspiradora fue contada en todas partes y su amistad con Lucas se volvió legendaria en el vecindario.

Así es como un pequeño perro llamado Roky aprendió que cuidar su salud y tomar buenas decisiones alimenticias era importante. Y junto a su amigo Lucas, demostraron que la amistad y el amor pueden superar cualquier obstáculo.

Desde ese día, cada vez que Roky veía un trozo de chocolate, recordaba las palabras de Lucas y seguía adelante sin mirar atrás. Juntos, Roky y Lucas vivieron muchas aventuras y siempre se apoyaron mutuamente en cada desafío que enfrentaban.

Y así, con su espíritu valiente y sabio, Roky se convirtió en un ejemplo para todos los perros del mundo. Su historia nos enseña que con determinación y responsabilidad podemos cuidar nuestra salud y disfrutar de una vida llena de alegría.

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