El Perro Rojo que Brillaba
En un pequeño pueblo, en una casa llena de amor, nació una camada de cachorros. Todos eran de un hermoso color marrón, excepto uno. Este pequeño perro, al que llamaron Rocco, era de un brillante color rojo. Desde el primer día, Rocco se dio cuenta de que era diferente. Mientras sus hermanos jugaban entre ellos, él se sentía un poco aislado.
Una mañana, Rocco escuchó un murmullo.
"Mirá el cachorro rojo, es tan raro" - comentó una niña del pueblo.
Rocco se encogió, pero su madre, una dulce perra llamada Lila, lo animó a ser valiente.
"No importa el color, querido. Lo que importa es cómo eres por dentro" - dijo Lila con calidez.
Rocco decidió salir a jugar con sus hermanos, pero a menudo se sentía como un extraño. Una tarde, mientras jugaban al escondite, Rocco se escondió detrás de un árbol grande. Desde allí vio a una pequeña niña, Clara, que estaba triste porque había perdido su perrito.
"¿Por qué estás tan triste?" - se atrevió a preguntar Rocco.
Clara se sorprendió al escuchar una voz, y al ver al perro rojo, sus ojos se iluminaron.
"He perdido a mi mejor amigo, no sé dónde buscarlo" - dijo Clara.
Rocco sintió un fuerte deseo de ayudar.
"¡Puedo ayudarte! Mi color brillante me permitirá ver entre los arbustos y árboles. Vamos a buscarlo juntos" - propuso Rocco con entusiasmo.
Clara sonrió, y juntos comenzaron la búsqueda. Rocco se movía con alegría, y en cada lugar que miraba, Clara lo seguía, admirando su hermoso pelaje rojo que brillaba bajo el sol.
Después de un rato, Rocco se detuvo.
"Espera, creo que escucho algo" - dijo, y con su buen oído, detectó un ladrido suave.
Corrieron hacia el sonido y, para su felicidad, encontraron al pequeño perrito de Clara atrapado entre unos matorrales.
"¡Lo encontraste! Eres un héroe, Rocco" - gritó Clara llena de alegría.
Rocco, ahora lleno de orgullo, sintió que su diferencia era en realidad su fortaleza. Después de ese día, su relación con Clara floreció. Ella lo llevaba a pasear, jugaban juntos en el parque, y él se convirtió en el mejor amigo que Clara había soñado. Todo el pueblo comenzó a reconocer la valentía y bondad de Rocco.
Con el tiempo, Rocco enseñó a otros perros a no tener miedo de ser diferentes.
"Cada uno de nosotros es especial a su manera. Podemos hacer cosas increíbles siendo fieles a nosotros mismos" - decía Rocco a sus amigos en el parque.
Sus hermanos, viendo la felicidad de Rocco, se dieron cuenta de que la verdadera belleza estaba en el amor y la amistad, no en el color del pelaje.
"Te queremos, Rocco, y estamos orgullosos de tenerte como hermano" - declararon, abrazándolo.
Desde ese día, Rocco entendió que ser diferente no era algo de qué avergonzarse, sino algo que podía celebrar. Su color rojo brillaba con orgullo y su corazón rebosaba de amor.
Y así, el perro rojo que nació diferente se convirtió en un símbolo de amistad en el pueblo, recordándole a todos que lo mejor de cada uno viene del corazón, no de la apariencia.
Fin.
FIN.