El perro triste



Ale y Tony salieron a comprar y, mientras caminaban por la calle, encontraron a un perro triste. El perrito tenía una mirada triste y caminaba con la cabeza baja.

Ale y Tony se acercaron con cuidado al perro y notaron que no tenía collar ni identificación. -¡Mira, Tony! Este perrito está muy triste y perdido. No podemos dejarlo aquí así, ¿qué deberíamos hacer? -preguntó Ale con preocupación.

-¡Tengo una idea! Vamos a llevarlo a casa, darle algo de comida y buscar a su dueño o llevarlo a un refugio si no lo encontramos. Juntos, los niños lograron convencer al perro triste de que los siguiera.

En casa, le dieron agua y comida, y el perrito comenzó a mostrar señales de alegría. Después de un rato, decidieron salir a buscar al dueño del perro. Recorrieron las calles cercanas, preguntaron a vecinos y finalmente, luego de varias horas, encontraron a la familia del perrito. La emoción de ese reencuentro fue maravillosa.

La familia agradeció a Ale y Tony por cuidar al perrito y les contaron que se había escapado. Esa noche, los niños se acostaron con una gran sonrisa en el rostro, sabiendo que habían ayudado a reunir a una familia.

Desde entonces, continuaron siendo amantes de los animales y siempre estaban dispuestos a ayudar a aquellos que lo necesitaban.

FIN.

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