El perro único



Lolo era un perro muy juguetón y activo que vivía con su dueño Ramón en un pequeño departamento en París. A pesar de tener poco espacio para correr y jugar, Lolo siempre encontraba la manera de divertirse.

Un día, mientras paseaban por el parque cercano, Lolo vio a un grupo de perros corriendo y saltando libremente. Él se acercó a ellos emocionado, pero los otros perros lo miraron extrañados.

"¿Qué hace este perro aquí? Este no es su lugar", dijo uno de ellos con desprecio. Lolo se sintió triste al darse cuenta de que no pertenecía a ese mundo. Regresó junto a Ramón, quien notó la tristeza en sus ojos.

"¿Qué pasa, mi amigo?", preguntó Ramón acariciándole la cabeza. Lolo le contó lo que había pasado en el parque y cómo se sentía diferente al resto de los perros. Ramón lo abrazó y le dijo:"Lolo, tú eres especial tal como eres.

No tienes que ser como los demás para encontrar tu felicidad". A partir de ese día, Lolo empezó a explorar nuevas formas de divertirse dentro del departamento.

Jugaba con sus pelotas y mordedores favoritos e incluso hacía carreras imaginarias por toda la casa. También aprendió nuevos trucos gracias a las enseñanzas de Ramón. Un día, mientras jugaba solo en el balcón del departamento, Lolo escuchó unos ruidos extraños provenientes del edificio vecino.

Decidió investigar y descubrió que una familia con niños pequeños acababa de mudarse. Lolo se acercó a la ventana y empezó a ladrar para llamar su atención. Los niños lo vieron y se emocionaron al ver un perro tan simpático.

Lolo les hizo señas con la pata para que bajaran al jardín del edificio, donde él podría jugar con ellos. A partir de ese día, Lolo tenía nuevos amigos con quienes jugar y compartir momentos divertidos.

Y aunque seguía siendo diferente al resto de los perros, había encontrado una forma de ser feliz y hacer felices a otros también. Ramón estaba muy orgulloso de su amigo animal por haber superado sus miedos y encontrar nuevas formas de disfrutar la vida.

Juntos, siguieron viviendo aventuras en su pequeño departamento en París, sabiendo que el amor y la amistad no tienen límites ni barreras.

FIN.

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