El Perro Valiente y el Bosque Misterioso
Había una vez un perro llamado Rocky que vivía en una alegre casa en la ciudad con su mejor amigo, un niño llamado Tomás. Rocky era un perro juguetón, siempre corriendo y saltando por el jardín. Un día, mientras jugaban a la pelota, la pelota rodó por una colina y se perdió en el misterioso bosque que estaba al final del barrio.
"¡Voy a buscarla!" - dijo Tomás, emocionado.
"¡Yo voy contigo!" - ladró Rocky, moviendo su cola.
Tomás y Rocky se adentraron en el bosque. Al principio, todo parecía tranquilo, pero pronto se dieron cuenta de que el bosque era mucho más grande y misterioso de lo que pensaban.
Mientras buscaban la pelota, se alejaron más de casa. De repente, Rocky se dio cuenta de que estaba solo.
"¡Tomás!" - ladró confundido. "¡¿Dónde estás? !"
Tomás no podía oírlo, así que Rocky decidió seguir buscando. A medida que se internaba más en el bosque, comenzó a escuchar ruidos extraños.
"¿Quién está ahí?" - preguntó Rocky, temeroso.
De detrás de un árbol apareció una pequeña ardilla llamada Chispa.
"Soy yo, Chispa. No te preocupes, aquí no hay nada que temer. Pero, ¿por qué estás tan triste?"
"Me perdí de mi amigo Tomás... no sé cómo volver a casa" - respondió Rocky, con lágrimas en los ojos.
Chispa se acercó y le dijo:
"No te preocupes, puedo ayudarte. Te enseñaré a seguir los olores y las pistas para encontrar el camino de regreso".
Rocky se sintió un poco mejor. Comenzaron a caminar juntos, y Chispa le mostró diferentes pistas: el olor de las flores, las huellas de otros animales, y el sonido del río que fluía.
"Mirá, esas son huellas de un ciervo. Sigamos el rastro" - dijo Chispa.
Rocky se sintió valiente y decidido. Seguían las pistas con atención, pero de pronto, el cielo se nubló y empezó a llover.
"Oh no, ¿qué vamos a hacer ahora?" - exclamó Rocky, sintiendo que la esperanza se desvanecía.
Chispa, sueña con proposiciones.
"No te preocupes. Cuando llueve, a veces podemos encontrar un refugio. ¡Sigamos!"
Ambos buscaron bajo el gran roble, donde encontraron un lugar seco y acogedor. Mientras esperaban a que la lluvia cesara, Chispa compartió cuentos sobre el bosque.
"Aquí hay muchos amigos, como el búho sabio y la tortuga que cuenta historias. Un día, quiero ser tan sabio como ellos".
La lluvia paró, y Rocky se sintió más tranquilo.
"¡Gracias, Chispa! A veces, en los momentos difíciles, es bueno encontrar un refugio y escuchar a los amigos".
Finalmente, decidieron continuar su aventura. Justo cuando pensaban que todo estaba perdido, Rocky escuchó un llamado familiar.
"¡Rocky!" - gritaba Tomás con voz temblorosa.
"¡Tomás!" - ladró Rocky con alegría.
Siguiendo el sonido, finalmente encontraron a Tomás, que estaba preocupado.
"¡Rocky! ¡Te estaba buscando!" - dijo Tomás al abrazarlo.
Rocky lamió la cara de su amigo con felicidad.
"Estuve en una aventura y conocí a Chispa. ¡Me ayudó a encontrar el camino de vuelta!"
"¡Qué bueno que no te perdiste! Pero, no deberíamos alejarnos tanto" - dijo Tomás, recordando lo que habían aprendido.
Chispa se despidió y dijo:
"Me alegra que estén juntos de nuevo. ¡Recuerden siempre tener cuidado y no alejarse demasiado!"
"Lo prometemos, Chispa. Y gracias por tu ayuda" - respondieron Tomás y Rocky al unísono.
A partir de ese día, Tomás y Rocky siempre se aseguraron de no alejarse demasiado. Y cada vez que paseaban, siempre hacían una parada especial en el bosque para visitar a su amiga Chispa.
Así, Rocky aprendió la importancia de la amistad, la valentía y, sobre todo, a nunca perderse en su camino.
FIN.