El perro y la boca grande



Había una vez en un bosque encantado, un perro llamado Pancho que vivía con su dueño, Tomás. Pancho era un perro muy curioso y aventurero, siempre buscando nuevas emociones.

Un día, mientras exploraba el bosque, se encontró con una boca gigante que se abría y se cerraba sin parar. -¡Hola, perro curioso! ¿Qué tal? -le preguntó la boca. -¡Wow, una boca gigante! ¿Quién eres? -respondió Pancho sorprendido. -Soy la boca grande, y tengo un desafío para ti.

Si logras ayudar a tres de mis amigos del bosque, te concederé un deseo. ¿Aceptas el reto? -le propuso la boca grande emocionada. Sin dudarlo un segundo, Pancho aceptó el desafío y se puso en marcha.

Su primera parada fue en la madriguera del conejo Tito, quien estaba atrapado por una enredadera. Pancho utilizó su agilidad para desenredar a Tito y liberarlo. -¡Gracias, Pancho! Sin tu ayuda, seguiría atrapado. -dijo Tito emocionado.

Luego, Pancho se dirigió al lago, donde el pato Margarito estaba atrapado entre las algas. Con mucha determinación, Pancho logró liberar a Margarito, quien le dio las gracias entre aleteos. Por último, Pancho llegó a un claro del bosque, donde el zorro Ramón estaba atrapado en una red de cazadores.

Pancho, valientemente, rompió la red con sus dientes y liberó a Ramón. -¡Gracias, Pancho! Si no fuera por ti, estaría en serios problemas. Después de ayudar a los tres amigos, Pancho regresó con la boca grande.

-¡Felicidades, perro valiente! Has demostrado que la amistad y la valentía superan cualquier desafío. Y ahora, como prometí, debes pedir un deseo. -dijo la boca grande.

Pancho pensó por un momento y luego respondió: -Deseo que todos los habitantes del bosque vivan en paz y armonía para siempre. La boca grande sonrió y concedió el noble deseo de Pancho. Desde ese día, el bosque encantado floreció con alegría y amistad, gracias a la valentía y bondad del pequeño perro Pancho.

FIN.

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