El Perro y Su Amo



Una vez en un tranquilo vecindario de Buenos Aires, un niño llamado Lucas vivía con su fiel perro, Rocco. Rocco era un perro mestizo, de pelaje marrón y ojos brillantes que parecían entender todo lo que su amo decía. Lucas y Rocco eran inseparables; juntos jugaban en el parque, exploraban el barrio y compartían sus secretos.

Una tarde, mientras jugaban a la pelota en el parque, Lucas se dio cuenta de que Rocco estaba muy inquieto.

- ¿Qué te pasa, Rocco? - preguntó Lucas, un poco preocupado.

- ¡Guau! - ladró Rocco, corriendo hacia un arbusto cercano.

Cuando Lucas siguió a Rocco, encontró un pequeño gato atrapado entre las ramas.

- ¡Mirá, Rocco! Es un gatito. - exclamó Lucas.

Rocco movió la cola con emoción, como si esperara que Lucas lo rescatara. Con mucho cuidado, Lucas sacó al pequeño gato y lo colocó en el suelo. El gatito miró alrededor, asustado, pero después se acercó a Lucas y le empezó a ronronear.

- Parece que le has gustado, amigo. - dijo Lucas, acariciando al gatito. - ¿Le damos un nombre?

- ¡Guau! - respondió Rocco, moviendo la cola en señal de acuerdo.

Después de pensar un momento, Lucas dijo:

- ¡Lo llamaré Nube, como las que vemos en el cielo!

Lucas, Rocco y Nube se convirtieron en el trío más divertido del barrio. Pasaban horas jugando juntos; Rocco enseñaba a Nube a correr y saltar, mientras el pequeño gatito intentaba imitarlo. A veces, Nube se trepaba sobre la espalda de Rocco, y juntos hacían travesuras por todos lados.

Sin embargo, una mañana poco después, algo inesperado sucedió. Se organizó una competencia en el parque: “La Gran Carrera de Mascotas”. Lucas estaba muy emocionado, pero también un poco nervioso.

- ¿Y si no ganamos? - le dijo a Rocco, que estaba a su lado, mientras entrenaban para la carrera. - Podría ser divertido participar aunque no ganemos.

- ¡Guau! - ladró Rocco, como dándole ánimos a su amigo.

Llegó el día de la competencia. Había muchos otros niños con sus mascotas, todos listos para correr. Lucas, Rocco y Nube se alinearon junto a los demás. El silbato sonó y todos salieron disparados.

Rocco corría con todas sus fuerzas, y aunque al principio iban bien, uno de los otros perros comenzó a tomar la delantera.

- ¡Vamos, Rocco! - gritó Lucas mientras animaba a su perro.

Pero de repente, Rocco se detuvo, miró hacia atrás y ladró fuerte. Nube estaba en problemas; había quedado atrapado en una trampa de la carrera, olvidando su pequeño tamaño. Lucas dio un grito de alerta:

- ¡Rocco, hay que ayudarlo! ¡No podemos dejarlo solo!

- ¡Guau! - ladró Rocco con determinación, y corrió de regreso hacia Nube.

Lucas, sin pensarlo dos veces, también corrió hacia su amigo. Juntos, lograron liberar al pequeño gato.

- ¡Gracias, Rocco! - dijo Nube, mirando a sus amigos. - ¡Eran muy rápidos!

- ¡Siempre seremos un equipo! - afirmó Lucas, abrazando a Rocco y Nube.

Volvieron a la carrera, pero ya no les importaba ganar. Habían aprendido que ser un buen amigo era más importante que competir. Al final del día, aunque no ganaron la carrera, todos en el parque los aplaudieron por su valentía y por su gran espíritu de equipo.

- ¡Capos! - gritó uno de los niños. - ¡Eso fue increíble!

Lucas sonrió, y Rocco movió la cola felizmente, mientras Nube se acomodaba en su espalda. En lugar de un trofeo, Lucas había ganado algo mucho más valioso: la certeza de que la verdadera amistad siempre gana, sin importar las circunstancias.

Desde aquel día, el vínculo entre Lucas, Rocco y Nube se hizo aún más fuerte, recordándoles que el amor y la lealtad son los más grandes premios que uno puede tener en la vida.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!