El perro Zeus y el refugio inesperado



Un día, Ana y su familia estaban de viaje en auto por una ruta oscura. De repente, el auto empezó a hacer un ruido extraño y se detuvo en seco. -¿Qué pasó? -preguntó Ana preocupada.

-No lo sé, pero algo debe haberse roto -respondió su papá con cara de frustración. La mamá de Ana trató de llamar a la grúa, pero no había señal en ese lugar. La situación parecía desesperante y Ana comenzaba a sentir miedo.

-¿Y ahora qué hacemos? -preguntó ella con lágrimas en los ojos. -Tranquila hija, vamos a buscar ayuda -dijo su papá intentando calmarla-.

Yo me quedo aquí cuidando el auto y ustedes dos van caminando hasta encontrar algún pueblo cercano donde podamos pedir ayuda. Ana estaba asustada por tener que caminar por una ruta oscura y desconocida junto a su mamá, pero sabía que debían hacerlo para poder salir del apuro.

Así que tomó la mano de su mamá y emprendieron la marcha juntas mientras dejaban atrás a su papá cuidando el auto averiado. Después de caminar un rato sin encontrar nada, escucharon un ladrido fuerte.

Se sobresaltaron al principio, pero luego vieron que era un perro amigable que se acercaba moviendo la cola. Era un pastor blanco muy grande llamado Zeus. -Hola amiguito ¿nos ayudarías a encontrar alguna casa cercana? -le preguntó la mamá de Ana acariciándole la cabeza al perro.

Zeus ladró contento como si hubiera entendido lo que le pidieron y comenzó a caminar adelante de ellas. Ana y su mamá lo siguieron confiando en el instinto del perro. Después de un rato, llegaron a una casa iluminada y tocaron la puerta.

Un señor mayor abrió la puerta y las recibió con amabilidad. -¿Qué les pasa? -preguntó preocupado al verlas cansadas y asustadas. -Nos quedamos varadas en la ruta porque se nos rompió el auto -explicó la mamá de Ana.

El señor no dudó ni un segundo en ayudarlas. Les ofreció su teléfono para llamar a la grúa, les dio algo para tomar y las invitó a pasar la noche en su casa mientras esperaban que arreglaran el auto.

Ana estaba muy contenta por haber encontrado ayuda gracias al perro Zeus. Se acostó esa noche pensando en cómo los animales pueden ser tan buenos amigos incluso cuando estamos perdidos o necesitados.

Aunque había sido una situación difícil, aprendió que siempre hay alguien dispuesto a ayudar si buscamos con confianza. Además, descubrió que los animales también pueden ser nuestros compañeros más fieles cuando más los necesitamos.

FIN.

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