El Pescador y la Tormenta
Había una vez un pescador llamado Pablo que amaba pasar sus días en la orilla del mar. Una mañana, mientras lanzaba su red al agua, un viejo marinero se acercó. "Pablo, viejo amigo, escuché rumores de una tormenta que se avecina. Deberías regresar a casa, ¡la mar no perdona!"- le advirtió. Pero Pablo, confiado y poco preocupado, siguió pescando. La brisa comenzó a soplar más fuerte, y no tardó en sentirse cansado. "Solo un momento de descanso"- pensó, y se acomodó en su bote, quedándose profundamente dormido.
Cuando despertó, ya era tarde. Las olas lo habían arrastrado lejos de la playa. "¡Ay, qué hice!"- exclamó asustado. Mirando a su alrededor, notó que estaba rodeado de grandes olas y fuertes vientos. Recordó lo que le había dicho el marinero y comprendió el significado del refrán que había escuchado de niño: "Camarón que se duerme se lo lleva la corriente". Sabía que debía actuar rápido si quería volver a casa.
A pesar de su miedo, Pablo usó su ingenio. Respiró hondo y comenzó a remar con todas sus fuerzas. Después de un largo esfuerzo, logró regresar a la playa justo antes de que la tormenta estallara. Al llegar, prometió ser más atento en el futuro. Desde entonces, Pablo nunca olvidó que la precaución siempre debe estar presente, y aprendió que descansar está bien, pero siempre hay que estar alerta, porque la vida, como el mar, puede ser impredecible.
FIN.