El peso de la eternidad
Había una vez un niño llamado Tomás que vivía en una ciudad muy grande. Siempre había querido viajar por el mundo y conocer nuevos lugares, pero sabía que su familia no tenía mucho dinero para hacerlo.
Un día, mientras caminaba por la calle, se encontró con un anciano muy extraño. El hombre le dijo que tenía un regalo especial para él: la inmortalidad.
Tomás no estaba seguro de qué significaba eso, pero el anciano le explicó que nunca volvería a envejecer y podría vivir para siempre. Tomás pensó en todas las cosas emocionantes que podría hacer si tuviera todo el tiempo del mundo, incluyendo viajar sin preocuparse por los costos.
Sin pensarlo dos veces, aceptó la oferta del anciano y se convirtió en inmortal. Los primeros años fueron geniales para Tomás. Viajó por todo el mundo y visitó lugares increíbles como las pirámides de Egipto y la Gran Muralla China.
Pero después de muchos años, comenzó a darse cuenta de algo: todos sus amigos habían muerto o envejecido mientras él seguía siendo joven e inmortal.
Tomás empezó a sentirse solo y triste al ver cómo todos los demás envejecían y morían mientras él seguía igual. Decidió buscar una solución al problema y comenzó a investigar sobre cómo encontrar una cura para su inmortalidad.
Después de muchos años buscando información, finalmente encontró lo que estaba buscando: un libro antiguo con información sobre cómo revertir la inmortalidad. Encontrar los ingredientes necesarios fue difícil porque algunos eran raros o peligrosos de conseguir, pero finalmente logró recolectar todo lo que necesitaba. Con mucho cuidado, Tomás preparó la poción y bebió todo el contenido.
De repente, comenzó a sentirse muy débil y cayó al suelo. Cuando despertó, se dio cuenta de que había vuelto a su edad original y ya no era inmortal.
Aunque al principio estaba triste por perder su inmortalidad, pronto se dio cuenta de que ahora podía vivir una vida normal como todos los demás. Aprendió la importancia de valorar cada momento en lugar de preocuparse por tener más tiempo del que necesitaba.
Tomás volvió a viajar por el mundo, pero esta vez disfrutando cada momento sin preocuparse por ser inmortal. Se hizo muchos amigos nuevos y aprendió muchas cosas interesantes sobre diferentes culturas y lugares.
Al final, Tomás descubrió que lo más importante en la vida no es cuánto tiempo tienes para hacer algo, sino cómo aprovechas ese tiempo para hacer cosas importantes y significativas.
FIN.