El Peso Dorado y la Aventura de la Moneda
Érase una vez, en un país lleno de colores y alegría, donde el sol brillaba como un oro brillante sobre las playas caribeñas. Allí vivía el Peso Dominicano, un billete muy querido por todos. Su diseño colorido alegraba las manos de las personas y acompañaba a las familias en sus compras y celebraciones.
Un día, mientras el Peso Dominicano contaba historias con sus amigos, los diferentes billetes y monedas habitantes del reino de la economía, un extraño se acercó al grupo. Era el Goude Haitiano, un billete que siempre había querido tener la fama y el respeto del Peso Dominicano.
"¡Hola, Peso Dominicano!" - dijo Goude con un tono desafiante.
"¡Hola! ¿Qué te trae por aquí?" - respondió el Peso, sonriendo con amabilidad.
"He decidido que hoy me haré pasar por vos, así que tendré todo tu glamour y admiración." - Goude se pavoneó, intentando impresionar a todos.
"Eso no sería justo ni correcto", dijo el Peso, sorprendido.
Mientras tanto, desde el otro lado del océano, dos billetes invasores comenzaron a acercarse sigilosamente al país: el Dólar Estadounidense y el Franco.
"¿Vieron eso, Dólar? Ese Peso Dominicano sigue siendo el favorito, debemos hacer algo al respecto" - dijo el Franco con un aire arrogante.
"¡Conquistaré su reino!" - rió el Dólar.
El Peso Dominicano escuchó su risa y se preocupó. No solo tenía que lidiar con Goude, sino también con estos invasores que querían dominar el comercio local.
Un día, mientras el Peso Dominicano trataba de resolver la situación sin éxito, apareció una figura brillante entre las nubes: el Peso Oro. Tenía un brillo tan fuerte que iluminaba todo a su alrededor.
"Soy el Peso Oro, el Héroe Moneda, y he venido a ayudar.
"¿A ayudarme?" - preguntó el Peso Dominicano, atónito.
"Sí. He escuchado sobre la confusión y preocupación en tu reino. Juntos, podemos mostrar la importancia de mantener la identidad y la unión en la economía. " - dijo el Peso Oro, con confianza.
Peso Oro hizo un plan. Se organizó una gran fiesta en la plaza del pueblo, invitando a todos: billetes jóvenes, monedas, y sí, incluso al Goude Haitiano y los invasores Dólar y Franco.
Durante esta fiesta, el Peso Oro anunció:
"Hoy vamos a celebrar nuestra identidad y aprender a ser fuertes juntos. No debemos dejar que nadie se haga pasar por otro. ¡Así que cada uno lucirá su verdadero formato!"
"¡Sí!" - gritaron todos, llenos de entusiasmo.
"Goude, ¿te gustaría hablar con todos?" - le preguntó el Peso Dominicano.
"¿Yo? Pero yo..." - Goude dudó.
"Sí, ven y cuéntales por qué quisieras ser como yo", lo animó el Peso.
Así que, aunque Goude dudaba por su inseguridad, se acercó al micrófono.
"Quiero ser reconocido, pero sé que no es correcto copiar a otros. Estoy aprendiendo a ser yo mismo."
Las palabras de Goude conmovieron a todos. El Dólar y el Franco también se sintieron inspirados y decidieron dejar de lado sus planes de conquista.
"Quizás podamos trabajar juntos, en lugar de invadir" - propuso el Dólar.
"Sí, construir puentes en lugar de muros" - respondió el Franco.
A partir de esa fiesta, el reino de la economía floreció. Goude se unió a los billetes del país como un amigo, aportando su propia cultura sin compararse con el Peso Dominicano.
El Dólar y el Franco decidieron formar una relación de respeto y colaboración. Todos aprendieron lo valioso que era ser uno mismo y trabajar juntos por el bien del reino.
Y así, el Peso Dominicano, el Goude Haitiano, el Dólar, el Franco y el Peso Oro vivieron en armonía, recordando siempre que ser uno mismo es más valioso que tratar de ser otro.
Fin.
FIN.