El pez valiente


Había una vez un pequeño pez llamado Corto que vivía en el océano. Corto era diferente a los demás peces, ya que tenía unas aletas más cortas de lo normal.

Aunque esto no le impedía nadar y divertirse como los demás, algunos otros peces se burlaban de él. Un día, mientras exploraba una cueva submarina, Corto encontró un tesoro brillante. Era una almeja mágica que podía concederle un deseo especial.

Sin dudarlo, Corto cerró los ojos y pidió ser más rápido y ágil para poder demostrarle a todos su valía. Al instante, la almeja empezó a brillar intensamente y cuando Corto abrió los ojos, se dio cuenta de que ahora tenía unas aletas largas y elegantes.

Se sentía tan emocionado por su nueva habilidad que decidió mostrarles a todos lo rápido que podía nadar.

Corto se dirigió al arrecife donde solían reunirse todos los peces y comenzó a nadar tan rápido como nunca antes había hecho. Los demás peces quedaron asombrados al verlo pasar velozmente entre ellos. "¡Miren cómo nada Corto! ¡Es increíble!" -exclamaron admirados. Todos aplaudieron y felicitaron a Corto por su nuevo talento.

Pero entonces, algo inesperado sucedió: las largas aletas de Corto comenzaron a enredarse entre sí mientras nadaba rápidamente. Intentando desenredarse, perdió el equilibrio y chocó contra una roca.

Cuando finalmente logró liberarse del enredo, se dio cuenta de que sus aletas habían vuelto a su longitud original. "¡Oh no! ¿Qué ha pasado?" -se preguntó Corto confundido. Entonces, una voz suave y sabia resonó en su cabeza.

Era la almeja mágica que le hablaba:"Corto, el verdadero valor no reside en tus aletas largas o cortas, sino en tu valentía y determinación para superar los obstáculos. No necesitas cambiar para ser especial". Corto reflexionó sobre estas palabras y decidió que no importaba cómo fueran sus aletas, él era único tal como era.

Regresó al arrecife con una sonrisa en el rostro y compartió su historia con los demás peces. A partir de ese día, Corto se convirtió en un ejemplo de resiliencia y autoaceptación para todos los peces del océano.

Los demás aprendieron a valorar las diferencias de cada uno y comprendieron que lo que realmente importa es lo que llevamos dentro.

Y así, Corto vivió felizmente rodeado de amigos que lo querían tal como era, demostrando que ser diferente es algo maravilloso y especial.

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