El Piano de Ismael



Ismael era un niño muy talentoso y apasionado por la música. Desde pequeño, había mostrado interés por el piano de su casa, y siempre que tenía oportunidad se sentaba frente a él para tocar algunas notas.

Pero fue cuando cumplió siete años que decidió tomar en serio su pasión y empezar a practicar todos los días.

Así, todas las mañanas Ismael se levantaba temprano antes de ir al colegio y se sentaba frente al piano para practicar durante media hora. Al principio, sus padres pensaron que era solo una fase más de su curiosidad infantil, pero pronto se dieron cuenta de que su hijo tenía verdadero talento.

Un día, mientras Ismael tocaba en la sala de estar de su casa, llegó un vecino llamado Don José. Él escuchó atentamente la melodía y quedó impresionado con la habilidad del niño. Le preguntó si podía tocar otra canción y así lo hizo Ismael.

"¡Qué maravilla! Eres un verdadero artista", exclamó Don José emocionado. —"Gracias" , respondió tímidamente Ismael. "¿Te gustaría tocar en mi fiesta de cumpleaños?", preguntó Don José. Ismael no podía creerlo: ¡tocar en una fiesta real! Asintió con entusiasmo ante la propuesta del vecino.

A partir de ese momento, Ismael se dedicó más aún a perfeccionar sus habilidades musicales. Practicaba cada vez más tiempo al día e incluso pedía consejos a músicos profesionales que conocía por internet.

Cuando llegó el día de la fiesta de Don José, Ismael estaba más que preparado. La fiesta fue un éxito rotundo. Ismael tocó varias canciones y recibió una ovación de pie por parte de los invitados.

Pero lo mejor estaba por venir: uno de los presentes era un productor musical, quien quedó impresionado con el talento del niño y le ofreció grabar su primer disco.

Ismael no podía creerlo: ¡iba a tener su propio disco! Así que se dedicó con más ahínco aún a perfeccionar cada nota, cada acorde, cada matiz. Y cuando finalmente llegó el día de la grabación en el estudio, demostró todo su potencial. El disco fue un verdadero éxito.

Los medios hablaban del "niño prodigio" que había cautivado a todos con su música y muchos artistas famosos querían colaborar con él en futuros proyectos. Pero para Ismael lo más importante seguía siendo la música misma.

Seguía practicando todos los días y disfrutaba cada vez más de tocar frente al piano en su casa. Sabía que había logrado mucho gracias a su pasión y esfuerzo, pero nunca olvidaría cómo empezó todo: simplemente tocando todas las mañanas su piano.

FIN.

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