El Picnic del Amor Perdido


- Ovejita, necesito tu ayuda. Estoy enamorado de una chica y no sé cómo decirle. La ovejita meneó la cabeza y baló suavemente, como si estuviera pensando en una solución.

Después de un momento, se acercó al niño y le dio un lametón en la mejilla. - Creo que sé lo que debes hacer -dijo el niño-. Me vas a ayudar a conquistarla.

Con la ovejita como compañera, el niño comenzó a planear diferentes formas de acercarse a la chica. Decidió organizar un picnic en el campo, ya que sabía que a ella le encantaba estar rodeada de naturaleza. Prepararon una canasta llena de deliciosos alimentos y se dirigieron juntos al lugar elegido.

Al llegar al campo, desplegaron una manta sobre el césped verde y se sentaron frente a un hermoso paisaje. La ovejita pastaba tranquila mientras ellos conversaban y reían. El chico aprovechó ese momento para contarle sus sentimientos a la chica.

- Sabes, desde que te conocí mi corazón late más fuerte cada vez que te veo -dijo nervioso pero con valentía-. Eres especial para mí y me gustaría mucho ser más que amigos.

La chica sonrió dulcemente y tomó su mano. - Yo también siento algo especial por ti -respondió-. Me encanta pasar tiempo contigo y creo que podríamos ser muy felices juntos. El niño sintió una gran alegría en su corazón.

Había encontrado el valor para expresar sus sentimientos gracias a la ayuda incondicional de su amiga ovejita. Juntos, comenzaron a vivir una hermosa historia de amor. Pero no todo sería tan sencillo. Un día, la ovejita desapareció misteriosamente.

El niño y la chica buscaron por todas partes, pero no encontraron rastro alguno de su amiga. - No entiendo qué pudo haber pasado -dijo el niño con tristeza-. La extraño mucho. La chica lo abrazó y le dio ánimos.

- No te preocupes, seguro que regresará pronto. Mientras tanto, debemos seguir adelante y disfrutar de nuestra relación. Pasaron los días y la ovejita seguía sin aparecer. Pero el amor entre el niño y la chica crecía cada vez más fuerte.

Juntos superaron obstáculos y compartieron momentos inolvidables. Un día, mientras paseaban por el campo, escucharon un balido conocido a lo lejos. Corrieron emocionados hacia el sonido y allí estaba: la ovejita había vuelto a casa sana y salva.

El niño se arrodilló frente a ella, lleno de gratitud. - Gracias por volver a nosotros -dijo con lágrimas en los ojos-. Eres parte importante de nuestras vidas y te queremos mucho.

La ovejita respondió con un cariñoso balido antes de acurrucarse junto al niño y la chica nuevamente. A partir de ese momento, los tres formaron un vínculo aún más fuerte e indestructible. Esta historia nos enseña que siempre podemos encontrar apoyo en aquellos que nos rodean.

A veces necesitamos valor para expresar nuestros sentimientos, pero con el amor y la amistad verdadera, podemos superar cualquier obstáculo que se presente en nuestro camino.

Y recuerda, nunca subestimes el poder de una amistad incondicional, incluso si esa amistad viene en forma de una adorable ovejita.

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