El picnic del zorro valiente
Había una vez una hermosa familia compuesta por un papá, una mamá, dos hijos, una hija y sus dos perros llamados Rocky y Luna.
Un fin de semana decidieron hacer un picnic en el campo para disfrutar del aire fresco y la naturaleza.
La mamá preparó unas ricas empanadas argentinas, el papá se encargó de llevar la parrilla para hacer unos deliciosos asados, los niños ayudaron a preparar ensaladas y postres, mientras que los perros corrían felices por el campo persiguiendo mariposas. Al llegar al lugar elegido para el picnic, la familia encontró un árbol grande que les proporcionaba sombra. Todos se sentaron alrededor de la manta extendida en el suelo y comenzaron a comer y charlar animadamente.
- ¡Qué rico está todo! - dijo uno de los hijos mientras mordía una empanada. - Sí, mamá cocina como nadie - respondió el papá con orgullo.
- ¡Miren a Luna y Rocky jugar juntos! Son inseparables - exclamó la hija señalando a los perros que saltaban contentos. Después de comer, decidieron dar un paseo por el campo. Caminaron entre flores silvestres, escuchando el canto de los pájaros y respirando aire puro.
De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del bosque cercano. - ¿Qué será eso? - preguntó uno de los hijos con curiosidad. - No lo sé, pero creo que deberíamos ir a ver qué pasa - sugirió la mamá preocupada.
Siguiendo el sonido llegaron hasta un arroyo donde vieron a un zorro atrapado entre las ramas de un árbol caído. El animalito parecía asustado y no podía liberarse. - Pobrecito zorrito, tenemos que ayudarlo - dijo la hija con tristeza en su voz.
- Vamos a necesitar algo para cortar estas ramas - agregó el papá mirando alrededor en busca de algo útil. Con mucho cuidado lograron liberar al zorro que les miraba con gratitud en sus ojos brillantes.
El animal se alejó corriendo hacia el bosque dejando atrás una sensación cálida en sus corazones. - ¡Qué aventura tan emocionante vivimos hoy! Nunca olvidaremos este día en familia - expresó la mamá abrazando a todos.
- Así es, juntos podemos superar cualquier desafío que se nos presente - afirmó el papá con cariño. Ya atardeciendo regresaron al lugar del picnic para reagarrar sus cosas y emprender el camino de vuelta a casa.
Los niños corrían riendo junto a Luna y Rocky que jugueteaban felices bajo las últimas luces del día. Y así terminó este día inolvidable donde esta maravillosa familia descubrió que trabajar juntos en equipo puede traer alegrías inesperadas e inolvidables aventuras.
Porque cuando estamos juntos no hay obstáculo demasiado grande ni desafío imposible de superar.
FIN.