El Picnic Mágico de Lila



Era un hermoso día de primavera y el sol brillaba en el cielo azul. Lila, una niña de 8 años con una risa contagiosa y un cabello rizado, estaba muy emocionada porque su familia había organizado un picnic en el parque con sus amigos. Todos estaban llegando con cestas llenas de deliciosos bocados y juegos.

"¡Hola, Lila!" - gritaron sus amigos Lucas y Sofía al llegar. "¿Estás lista para el picnic?"

"¡Sí! ¡No puedo esperar más!" - respondió Lila, saltando de alegría.

El parque estaba lleno de árboles frondosos, pájaros cantores y flores de todos los colores. Justo cuando se acomodaron en una manta grande y colorida, la mamá de Lila les dijo:

"Chicos, ¿quieres hacer un juego antes de comer?"

"¡Sí!" - gritaron al unísono.

"Vamos a jugar a la búsqueda del tesoro," - explicó ella.

Lila, Lucas y Sofía estaban entusiasmados al escuchar eso. La mamá de Lila les dio una lista de cosas que tenían que encontrar: una hoja amarilla, una piedra redonda, una flor roja y un pegajoso caracol.

"Yo tomaré la lista y buscaré primero la hoja amarilla," - dijo Lila decidida.

Y así, se separaron en busca de las cosas. Lila corrió hacia un grupo de árboles.

"¡Miren esto!" - exclamó, al encontrar una hoja amarilla en el suelo.

"¡Genial, Lila!" - dijo Lucas, que había encontrado la piedra redonda.

Sofía aún no había encontrado nada y se veía un poco desanimada. Lila la miró y le dijo:

"No te preocupes, Sofía. ¡Vamos juntas a buscar!"

Ambas se pusieron a investigar el área, buscando la flor roja.

"¡Mira!" - saltó Sofía, señalando una flor brillante.

"¡Es perfecta!" - dijo Lila, emocionada.

Sólo les quedaba encontrar el caracol.

"¿Dónde podemos encontrar uno?" - se preguntó Lucas, frotándose la barbilla.

"Tal vez cerca del estanque," - sugirió Lila.

Los tres corrieron hacia el estanque y, para su sorpresa, vieron varios caracoles.

"¡Allí!" - gritó Sofía señalando uno grande.

Mientras se acercaban, el caracol se deslizó rápidamente hacia unas piedras.

"¡Oh no! ¡Se escapa!" - exclama Lucas.

"Tengamos paciencia," - dijo Lila.

"Si lo seguimos despacito, tal vez no se asuste."

Así que, uno a uno, los niños siguieron al caracol con mucha atención. Finalmente, el caracol se detuvo y se escondió en una pequeña sombra.

"¡Lo encontramos!" - gritaron todos a la vez.

Regresaron a la manta, con su tesoro en mano y sonrisas que iluminaban el lugar. La mamá de Lila estaba orgullosa de ellos.

"¡Gran trabajo, detectives! Ahora, a disfrutar del picnic."

Mientras compartían sándwiches, frutas y jugos, Lila recordó lo divertido que fue trabajar en equipo.

"Hoy aprendí que juntos somos más fuertes y podemos lograr mucho más que solos," - dijo Lila pensativa.

Y todos asintieron, acordando que la amistad era el verdadero tesoro. Al caer la tarde, la familia y amigos compartieron risas y se prometieron hacer un picnic todos los años. El día culminó con una hermosa puesta de sol, que iluminó el parque con colores cálidos.

Así, Lila y sus amigos aprendieron no solo sobre la diversión del juego, sino también sobre el valor de la amistad, la paciencia y el trabajo en equipo.

FIN.

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