El picnic perdido


Había una vez una niña llamada Sofía, a la que le encantaba hacer picnics en el parque con su amigo Tomás.

Juntos preparaban sandwiches de jamón y queso, llevaban galletitas caseras y jugo de naranja en una canasta de mimbre. Un día soleado decidieron ir al parque para disfrutar de la naturaleza y pasar un lindo día juntos. Mientras caminaban por el sendero del parque, vieron un cartel que decía: "¡Gran concurso de cometas este sábado!".

Sofía y Tomás se emocionaron al instante, ¡les encantaba volar cometas! Decidieron que debían construir la mejor cometa para ganar el concurso.

Se pusieron manos a la obra: recortaron papel de seda, pegaron palitos de madera y agregaron largas colas coloridas hechas con retazos de tela. Estaban tan concentrados en su tarea que no se dieron cuenta de que se había hecho tarde.

Al darse cuenta del horario, Sofía exclamó: "-¡Oh no! ¡Se nos hizo re tarde! El picnic tendrá que esperar. " Tomás asintió mientras guardaban los materiales en la canasta y corrían hacia el lugar del picnic antes de que oscureciera.

Al llegar al lugar elegido para extender la manta y disfrutar de su comida, descubrieron algo sorprendente: habían olvidado la canasta con toda la comida en un banco del parque. "-¡Ay no! ¿Y ahora qué vamos a hacer?", dijo preocupada Sofía.

Tomás miró a su amiga con una sonrisa traviesa y le dijo: "-No te preocupes Sofi, ¡yo tengo un plan!" Sacó dos barras energéticas que tenía guardadas en su mochila y las compartió con ella.

Aunque no era lo mismo que su tradicional picnic, disfrutaron mucho juntos riendo y charlando mientras veían caer el sol sobre el horizonte. De repente, escucharon risas provenientes del otro extremo del parque. Era un grupo de niños volando cometas enormes y coloridas.

Sofía recordó entonces el concurso al cual querían presentarse e inspirada por aquella vista decidió improvisar una cometa usando solo papel y palitos encontrados en el suelo. Con imaginación y trabajo en equipo lograron construir una hermosa cometa improvisada justo a tiempo para participar en el concurso.

Para sorpresa de todos, su simple pero ingeniosa cometa logró elevarse más alto que ninguna otra gracias al viento fresco del atardecer.

Sofía y Tomás ganaron el primer premio del concurso gracias a su creatividad e ingenio demostrando así que a veces las mejores experiencias surgen cuando menos te lo esperas.

Desde aquel día aprendieron que los contratiempos pueden convertirse en oportunidades si se enfrentan juntos con alegría e imaginación; además entendieron lo importante que es trabajar en equipo para lograr grandes cosas.

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