El pingüino inclusivo
Había una vez un pequeño pingüino llamado O que vivía en la Antártida. O era diferente a los demás pingüinos, ya que tenía una mancha en forma de letra —"O" en su barriga.
Todos los demás pingüinos se burlaban de él y le decían que no era normal. Un día, mientras O estaba caminando por el hielo, se encontró con un grupo de focas jugando cerca de la orilla.
Se acercó tímidamente y les preguntó si podía unirse a ellos. Las focas se rieron y dijeron: "¡Claro! Pero solo si puedes hacer algo especial". O pensó por un momento y luego dijo: "Puedo hacer una pirueta en el aire".
Las focas quedaron impresionadas y aplaudieron entusiasmadas. A partir de ese día, O se convirtió en amigo de las focas y pasaba mucho tiempo jugando con ellas.
Un día, mientras exploraba más allá de la orilla del mar, O vio algo brillante atrapado entre dos rocas. Era un collar con una hermosa gema azul incrustada en él. Sin dudarlo, lo recogió y decidió llevarlo a casa para mostrárselo a sus amigos.
Cuando llegó al hogar de los pingüinos, todos estaban sorprendidos al ver el collar brillante en el cuello de O. Le preguntaron dónde lo había encontrado y él les contó su emocionante aventura junto a las focas. Los demás pingüinos comenzaron a mirar a O de manera diferente.
Ya no se burlaban ni lo excluían; ahora querían ser amigos de O y aprender de él. Descubrieron que, aunque todos somos diferentes, eso no significa que no podamos ser amigos. O se convirtió en un líder para los demás pingüinos.
Les enseñó a aceptar sus diferencias y a valorarse mutuamente. Juntos, construyeron un lugar donde todos los pingüinos pudieran vivir en armonía y respeto.
Desde ese día, la letra —"O" se convirtió en el símbolo de la amistad y la diversidad en la Antártida. Los pingüinos aprendieron que lo más importante es ser uno mismo y aceptar a los demás tal como son.
Y así, gracias a O y su valentía para ser diferente, todos vivieron felices para siempre en su hogar helado en la Antártida.
FIN.