El Pino de Navidad
Érase una vez un hermoso pino en un bosque mágico. Se llamaba Pipo y era el pino más alto y frondoso de todo el lugar. Se pasaba el día mirando cómo los niños jugaban cerca de él, soñando con que algún día sería elegido para ser el árbol de Navidad de una familia.
Una fría mañana de diciembre, mientras la nieve cubría el suelo, un grupo de leñadores llegó al bosque.
"¡Mirá qué bonito es ese pino!" - dijo uno de ellos.
"Sí, es perfecto para la Navidad. ¡Deberíamos llevárnoslo!" - respondió otro.
Pipo se asustó al oír esas palabras. No quería ser talado, pero además, tenía un gran sueño: quería adornarse con luces y decoraciones, y traer alegría a los niños y a toda una familia.
De repente, una pequeña ardilla llamada Nani apareció, metiéndose entre las ramas de Pipo.
"No dejes que te corten, Pipo. ¡Eres especial! Tu deseo se puede cumplir de otra manera!" - le dijo Nani.
"¿Cómo?" - preguntó Pipo, curioso y asustado.
"Escucha, puedo ayudarte a que todos los niños del pueblo vengan a verte y te elijan!" - propuso Nani.
Pipo pensó que esa era una gran idea. Juntos, de manera muy astuta, comenzaron a poner en marcha su plan. Nani recorrió el bosque y logró que otras criaturas se unieran a la causa.
"Vamos, amigos, hagamos una celebración en el bosque!" - dijo Nani a todos los animales.
El día de la celebración llegó. A medida que los animales bailaban y cantaban, los niños del pueblo, atraídos por el bullicio, se acercaron curiosos.
"¡Miren!" - gritó uno de los niños. "En el bosque están los animales, y parece que están celebrando algo."
Los niños se adentraron en el bosque, y, para su sorpresa, encontraron a Pipo adornado con cintas y luces hechas de hojas y flores que los animales habían recolectado.
"¡Wow, qué bonito pino!" - exclamó una niña, iluminando los ojos.
"Es el árbol de Navidad más especial que he visto!" - agregó otro niño.
Los niños comenzaron a contar historias sobre navidades pasadas, y se sintieron tan felices que decidieron hacer de Pipo su árbol de Navidad, sin necesidad de talarlo.
Los leñadores, al ver que los niños estaban tan encantados con Pipo, decidieron dejarlo en su lugar y buscar otro árbol que cortar.
"¡Bravo, Pipo! Lograste tu sueño sin tener que irte!" - le dijo Nani emocionada, mientras todos los animales aplaudían.
"Sí, gracias a todos ustedes, ahora sé que la verdadera Navidad no está en las decoraciones sino en la alegría de compartir y celebrar juntos" - respondió Pipo, en ese momento se sintió más feliz que nunca.
Desde ese día, cada Navidad, los niños del pueblo regresaban al bosque para celebrar y decorar a Pipo con hermosos adornos naturales. El pino nunca se sintió solo, porque estaba rodeado de amigos y amor, lo que lo convirtió en el árbol de Navidad más especial de todos.
Y así, Pipo el pino encontró su lugar en el corazón de todos, con una lección importante para todos: a veces, nuestros sueños pueden cumplirse de maneras que nunca imaginamos, y lo verdaderamente valioso es compartir momentos con quienes amamos.
FIN.