El Piojo Valiente



Érase una vez un pequeño piojo llamado Pipo que vivía en la cabeza de un niño llamado Lucas. Pipo no era un piojo común y corriente; soñaba con ser el piojo más valiente del mundo. Sin embargo, sus amigos piojos siempre le decían que era un sueño tonto.

"Pipo, los piojos no somos valientes. Solo nos dedicamos a vivir en el pelo y a comer", dijo su amiga Lila, la piojita.

Pero Pipo no se desanimó. Un día, mientras exploraba un poco más allá del cabello de Lucas, vio un hermoso gato que estaba intentando atrapar a una mariposa en el jardín.

"¡Mirá! ¡El gato va a asustar a la mariposa!", exclamó Pipo.

"¿Y qué tiene eso que ver con nosotros?", preguntó Lila.

"Si la mariposa se siente asustada, yo debo ayudarla", respondió Pipo decidido.

Los otros piojos lo miraron sorprendidos, pero Pipo ni siquiera se detuvo a pensar en sus palabras. Saltó del cabello de Lucas hacia el jardín.

Cuando llegó, vio cómo el gato, que era muy grande, daba saltos tratando de atrapar la mariposa.

"¡Detente, gato!", gritó Pipo, intentando hacer que su voz se oyera sobre el ruido de las patas del felino.

El gato, sorprendido por la valentía del pequeño piojo, se detuvo y miró al valiente insecto.

"¿Qué dijiste, pequeño?" preguntó el gato, curioso.

"La mariposa no quiere jugar, así que ¡a dejarla en paz!", respondió Pipo, inflando su pecho con orgullo.

El gato empezó a reírse.

"¿Y quién te crees, un piojo, para decirme lo que tengo que hacer? ¡Eres muy pequeño!"

Pipo se sintió un poco asustado, pero se acordó de su sueño de ser valiente.

"Soy Pipo, el piojo valiente, y no dejaré que asustes a la mariposa aunque seas más grande que yo!"

La mariposa, al escuchar esto, se posó en una flor y sonrió.

"¡Gracias, Pipo! Un piojo que defiende a un insecto tan pequeño como yo es realmente valiente."

El gato, intrigado, decidió alejarse y buscar otra cosa con la que jugar. Al ver esto, los amigos de Pipo se asomaron desde la cabeza de Lucas, sorprendidos por la valentía de su amigo.

"¡Pipo, sos un héroe!", gritaron todos los piojos, emocionados.

Desde aquel día, Pipo no solo se sintió valiente, sino que además, inspiró a otros piojos a intentar ser valientes también. Todos se unieron en una gran aventura, explorando nuevos mundos y ayudando a otros insectos en el camino.

Y así, el pequeño piojo Pipo demostró que no importa cuán pequeño seas, siempre puedes hacer grandes cosas si tienes valor y un buen corazón.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!