El Piso Mágico de la Amistad
En una ciudad llena de luces y sorpresas, Tania, Sara y Noel compartían un pequeño pero acogedor piso. Cada uno de ellos era muy diferente, pero eso es lo que hacía que su convivencia fuera tan especial.
Tania, con su cabello rizado y su risa contagiosa, amaba la música. Pasaba horas tocando el piano del salón. Sara, siempre con un libro en la mano, era la intelectual del grupo, apasionada por las ciencias. Por otro lado, Noel, el más extrovertido, disfrutaba de hacer deporte y sacar sonrisas a sus amigas.
Un día, mientras Tania tocaba su melodía favorita, Sara cerró su libro y dijo:
"Chicas, creo que deberíamos hacer algo diferente este fin de semana. ¿Qué tal si organizamos una mini feria de ciencias y música para nuestros amigos?"
"¡Eso suena genial!" exclamó Tania, emocionada.
"¡Sí! Puedo presentar un experimento sobre la música y cómo influye en nuestras emociones," agregó Noel, saltando de la silla.
Los días pasaron y las tres comenzaron a planear su feria. Tania iba a tocar su mejor canción, Sara preparaba unos cuadros para mostrar sus experimentos y Noel iba a hacer una demostración de sus habilidades deportivas, combinando ciencia y diversión.
Pero poco antes del gran evento, un problema surgió. El piano de Tania dejó de funcionar justo a unas horas de la feria.
"¡No puede ser!" gritó Tania.
"¡Ay, no!" dijo Sara preocupada.
"No te preocupes, Tania. Tal vez podamos encontrar una solución juntos," sugirió Noel.
Con un poco de creatividad, decidieron hacer un cartel adornado con colores brillantes que explicara lo que Tania había estado planeando tocar, mientras ella cantaba en su lugar.
"Eso puede funcionar," sonrió Tania, sintiéndose un poco más tranquila.
"Y yo haré un experimento sobre cómo el sonido viaja por el aire durante tu canción," interrumpió Sara.
El día de la feria llegó, y el piso se llenó de amigos. Las risas, el esfuerzo y la dedicación de las chicas hicieron que la feria fuera un éxito. Tania cantó con el corazón mientras Noel y Sara presentaban con entusiasmo.
La parte más divertida fue cuando Noel decidió hacer una competencia de saltos, y todos los amigos se rieron al ver a algunos tratar de saltar mientras hacían caras graciosas para entretenerse.
"¡Mirá cómo salta Tomás!" se reían.
Al final del día, sintieron una gran satisfacción. No solo habían aprendido a trabajar en equipo, sino que también habían celebrado su amistad y sus talentos únicos. Tania dijo:
"Chicas, esto fue increíble. ¡Gracias por ayudarme!"
"Nos ayudamos mutuamente siempre, Tania," respondió Sara emocionada.
"¡Sí! La próxima vez, hagamos algo aún más grande!" agregó Noel, ya pensando en nuevas ideas.
El piso de estudiantes no solo era su hogar, sino también un lugar donde aprendieron a valorar la colaboración, el esfuerzo y, sobre todo, la amistad. Desde ese día, cada pequeño obstáculo se convirtió en una oportunidad para crear juntos momentos inolvidables que recordarían para siempre.
FIN.