El Plan de los Profesores
Era un día nublado en la escuela secundaria San Martín, y la sala de profesores estaba llena de murmullos. Marta, la profesora de historia, miraba por la ventana con una expresión nostálgica.
"¿Viste, Luis? Los alumnos ya no se interesan por las historias del pasado", decía Marta, con un suspiro.
"¡Pero eso no es cierto!", respondió Luis, el profesor de matemáticas, con una sonrisa brillante. "Quizás necesitamos hacer las cosas de manera diferente. ¿Y si proponemos un proyecto donde ellos puedan contar su propia historia?"
Marta frunció el ceño.
"¿Y qué van a contar? ¿Sus selfies en redes sociales? No creo que los jóvenes de hoy entiendan lo que es realmente la historia."
Ana, la psicóloga escolar, se unió al diálogo.
"Es posible que esté equivocada, Marta. Cada uno de ellos tiene una historia que contar, aunque no la veamos. Tal vez podríamos guiarlos para que encuentren ese hilo que los una al pasado. Vamos a darles las herramientas necesarias."
Luis asintió emocionado.
"¡Exactamente! Y si organizamos un concurso, ellos podrían presentar sus historias y las mejores recibirían premios. Esto podría motivarlos a participar."
El rector Jorge entró en ese momento, un poco preocupado.
"¿De qué están hablando? He estado escuchando rumores de que los alumnos están desanimados con sus materias. Necesitamos una solución ya. "
Marta se cruzó de brazos.
"Es que no comprenden la importancia de lo que enseñamos. La historia a veces parece lejana y aburrida para ellos."
Jorge pensó un momento.
"Y si hacemos que la historia sea parte de su presente, ¿no? Quizás deberíamos involucrar a los chicos más en el proceso de enseñanza. ¿Elena, puedes ayudarnos con esto?"
Elena, una estudiante que había pasado por varias travesías en la escuela, se encontraba a un costado escuchando la conversación. Con determinación, se acercó al grupo.
"Sí, claro. Podríamos hacer un proyecto donde cada uno de nosotros comparta lo que ha aprendido sobre nuestras familias y cultura. Así podemos conectarnos con la historia de una forma más personal. La idea es crear un mural en la escuela con todas nuestras historias y dibujos."
Todos miraron a Elena con admiración.
"Eso suena genial, Elena. Pero, ¿crees que a tus compañeros les gustaría participar?"
Elena sonrió.
"Creo que sí. A la gente le encanta contar su historia, solo hay que darles el espacio para hacerlo. Y si le damos un buen enfoque, estoy segura de que todos se entusiasmarían."
Ana propuso un plan más específico.
"Organizaremos unas charlas semanales donde los alumnos puedan compartir sus relatos. Además, los profesores podrían conectar las historias personales con los temas que enseñan en sus materias. Esto les dará un contexto y una perspectiva diferente."
Luis, siempre optimista, gritó:
"¡Sí! Vamos a hacer volar la imaginación. ¡Convocamos a todos a la sala de actos! Haremos la presentación final del mural en una fiesta. Será un momento único."
Con el plan en marcha, los profesores se esmeraron en preparar el proyecto. Durante las próximas semanas, la escuela vibró con risas y palabras. Los estudiantes comenzaron a interactuar, descubriendo sus raíces y aprendiendo sobre sus antepasados. Cada conversación los empoderaba, y veían la historia desde un punto de vista diferente.
Finalmente, el día de la presentación llegó. La sala de actos estaba decorada con las historias, dibujos, y hasta algunos bailes que los alumnos habían creado. Todos estaban emocionados de mostrar su trabajo.
Elena tomó el micrófono y comenzó.
"Hoy no solo estamos compartiendo historias, sino que estamos construyendo un puente entre el pasado y el futuro. La historia de cada uno de nosotros importa."
La sala estalló en aplausos y sonrisas. Marta, mirándolos con lágrimas de alegría, le dio un fuerte abrazo a Luis.
"Tal vez tenía razón... Este proyecto fue una gran idea."
Luis sonrió y le contestó.
"Siempre estemos abiertos a nuevas posibilidades, Marta. Las puertas de la creatividad están siempre abiertas."
Jorge, un poco emocionado, dijo.
"Gracias a todos, esto es solo el comienzo. Vamos a seguir promoviendo iniciativas que conecten a nuestra comunidad."
Y así, en la escuela San Martín, la historia tomó vida, uniendo a estudiantes y profesores en un viaje lleno de aprendizaje y diversión. Todos comprendieron que cada uno tenía un lugar en la historia (su propia historia y la de sus corazones).
FIN.