El plan secreto de Sofía



Había una vez una niña llamada Sofía, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos. Sofía era muy alegre y traviesa, le encantaba jugar al aire libre y explorar cada rincón de su entorno.

Pero lo que más le gustaba a Sofía era salir a pasear con su papá.

Él siempre la llevaba de la mano por el bosque, le enseñaba los nombres de las flores y los pájaros, y juntos descubrían secretos escondidos entre los árboles. Sin embargo, últimamente algo había cambiado. Un día, Sofía notó que su papá ya no estaba tan sonriente como antes. Siempre parecía preocupado y ocupado con sus cosas.

No tenían tiempo para salir juntos como solían hacerlo. La niña extrañaba esos momentos de complicidad y diversión con su padre.

Una tarde, decidida a recuperar la felicidad perdida, se acercó a él con ojos brillantes y le preguntó: "Papá, ¿podemos salir a pasear como antes?". El hombre la miró con tristeza y le explicó que tenía mucho trabajo y responsabilidades en ese momento, por lo que no podía cumplirle ese deseo. Sofía sintió un nudo en la garganta al escuchar esas palabras.

No quería ver triste a su papá ni tampoco resignarse a perder esos momentos especiales juntos. Entonces, decidió idear un plan para sorprenderlo y demostrarle cuánto significaban esos paseos para ella.

Durante varios días, la niña trabajó en secreto en su proyecto especial. Recolectó piedras brillantes del río para hacer un collar, dibujó un mapa del bosque donde solían pasear e hizo una lista de cosas divertidas por hacer juntos.

Estaba decidida a recordarle a su papá lo importante que era pasar tiempo juntos. Finalmente, llegó el fin de semana y Sofía se acercó nuevamente a su papá con una gran sonrisa en el rostro: "-¡Papá! Tengo una sorpresa para vos".

El hombre la miró intrigado mientras ella le entregaba el collar hecho con tanto amor. "-Es hermoso", dijo él emocionado. "-¿Y si hoy salimos de aventura al bosque?", propuso Sofía mostrándole el mapa dibujado con tanta ilusión.

Su papá no pudo resistirse ante tanta ternura y aceptó encantado la invitación de su hija. Así fue como ambos emprendieron una nueva aventura juntos aquella tarde.

Recorrieron senderos desconocidos, construyeron cabañas improvisadas con ramas secas e incluso tuvieron una divertida guerra de cosquillas entre risas contagiosas.

Al caer la noche, mientras observaban las estrellas brillando en el cielo oscuro, el papá abrazó tiernamente a Sofía y le dijo: "-Gracias por recordarme lo importante que es disfrutar los momentos simples junto a quienes amamos". Desde entonces, padre e hija siguieron compartiendo inolvidables paseos por el bosque; pero esta vez sabiendo cuán valiosos eran esos instantes compartidos llenos de magia y complicidad familiar.

FIN.

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