El Plan Vil de Gru
Era una tarde soleada en Villaville, un lugar donde los superhéroes y supervillanos estaban siempre en guerra. En medio de este alboroto, vivía Gru, un niño de doce años con un gran sueño: convertirse en un supervillano como sus ídolos, el temido Doctor Malvado y la maliciosa Reina Sombra.
Un día, Gru decidió ir a la convención de supervillanos que se celebraba en la plaza central. Lleno de emoción, gritaba mientras veía a sus ídolos.
"¡Miren! ¡Es el Doctor Malvado!" decía Gru, con su gorra de villano puesta, imaginando cómo sería el día en que él también tendría un ejército de minions.
Pero al acercarse a ellos, Gru se sintió pequeño cuando el Doctor Malvado lo miró y dijo: "¿Quién es este chico? No tengo tiempo para niños."
Gru se sintió desilusionado y decidió que tenía que demostrarles que podía ser un verdadero villano. Así nació su plan.
"Voy a montar un equipo de villanos torpes y juntos haremos un gran mal" se dijo a sí mismo. "Menos mal que tengo a mis amigos anti-héroes: Jorge, el descuidado; Lola, la olvidadiza; y Max, el asustadizo".
Así, Gru reunió a su equipo en la casa del árbol de la plaza.
"Chicos, quiero que me ayuden a demostrar que puedo ser un verdadero villano", dijo Gru con firmeza.
"Pero, ¿cómo?" preguntó Jorge, mientras se sacaba de la cabeza una hoja pegajosa.
"¡Lanzaremos tortas a la gente en la plaza! ¡Eso les hará enojar!" exclamó Gru.
"No sé... es muy arriesgado", dijo Max, temblando.
"Vamos, será divertido y solo una pequeña broma", convenció Gru. Lola, aunque olvidaba con frecuencia, se contagió de la emoción y asintió con su cabeza.
El día del gran plan, Gru y su equipo armaron un escondite detrás de un arbusto. Pero justo cuando estaban a punto de lanzar la primera torta, todo salió mal. Jorge lanzó la torta y, en lugar de caer en la plaza, terminó en la cara del propio Doctor Malvado que pasaba cerca.
"¡Whaaat!" gritó el villano, limpiándose la crema de la cara. "¿Quién se atreve a hacer esto?".
Gru estaba petrificado, pero el equipo comenzó a reírse y eso les dio valor. Entonces, Gru se levantó y dijo: "¡Fui yo!".
El Doctor Malvado se puso furioso. "Niño tonto, sabes que ser villano no es solo hacer travesuras. Debes ser astuto y estar preparado para las consecuencias".
Gru pensó que se había arruinado todo, pero fue entonces cuando el Doctor Malvado, en un giro inesperado, se empezó a reír.
"Nunca había visto a un equipo tan desastroso. ¡Me recuerdan a mis inicios!".
"¿De verdad?" preguntó Gru, sorprendido.
"Claro, el verdadero villano no se rinde ante el fracaso. Aprende de sus errores. ¡Eso es ser audaz!".
Gru comenzó a sentir que quizás la idea de ser villano tenía más que ver con la personalidad que con hacer el mal. Cuando el Doctor Malvado regresó a la convención con ellos, el día se volvió aún mejor.
"Necesitas aprender a ser más astuto", dijo el villano mientras les daba algunos consejos. "Debes planificar, ser paciente y concentrarte en lo que quieres lograr. Un buen plan a veces es mejor que una travesura".
Gru, muy emocionado, miró a sus amigos. "¿Qué piensan, lo intentamos de nuevo?".
"Ahora sí estoy dentro", afirmó Lola, notando por primera vez la emoción del desafío. Max, aún temblando, se sintió más seguro.
"Sí, pero ¿podemos hacer algo que no implique embarazosos lanzamientos de tortas?" preguntó Max.
"¡Claro! Aprendamos a ser villanos de verdad primero", dijo Gru, sonriendo.
Así fue como Gru y su equipo comenzaron su verdadero camino hacia la maldad astuta, aprendiendo de los grandes y, sobre todo, valorando la amistad y el trabajo en equipo en el proceso. Al final, no todos los días son soleados, pero siempre hay una lección que aprender.
Gru miró a sus amigos y dijo: "Puede que no seamos villanos perfectos, pero juntos somos los mejores". Y, aunque nunca se convirtieron en los villanos más temidos, su verdadero triunfo fue la amistad que habían construido mientras aprendían a cómo ser realmente ellos mismos.
FIN.