El Planeta de la Derecha



En un rincón del universo, existía un pequeño planeta llamado Dexonia. En Dexonia, los habitantes, los Dexonianos, tenían una peculiaridad: solo podían moverse hacia la derecha. Cuando un pequeño Dexoniano llamado Lio, con una curiosidad inmensa, escuchó que en la Tierra la gente podía moverse en cualquier dirección, su mente se llenó de preguntas.

"¿Por qué solo puedo ir a la derecha?" - se preguntaba Lio mirando el horizonte.

Un día, Lio decidió emprender una aventura para descubrir la lateralidad. Llenó su mochila con lo necesario y comenzó su viaje por el lado derecho de Dexonia. En su camino, se encontró con su amiga Zia, quien era más cautelosa.

"¿A dónde vas, Lio?" - le preguntó Zia, intrigada.

"Voy a encontrar la respuesta a mi pregunta sobre la lateralidad. Quiero saber si es posible ir hacia la izquierda o si siempre debemos movernos solo a la derecha" - le respondió Lio con entusiasmo.

Zia dudó un momento, pero la curiosidad de su amigo la contagió, así que decidió seguirlo. Juntos, siguieron por un sendero que parecía no tener fin. Mientras avanzaban, se encontraron con un anciano Dexoniano llamado Abu, conocido por todos como el sabio del pueblo. Abu estaba sentado en una roca, mirando a los dos niños.

"¿A dónde van, jóvenes aventureros?" - preguntó el anciano con una voz serena.

"Vamos en busca de la lateralidad, Abu!" - respondió Lio.

"¿Lateralidad? No recuerdo haber oído de eso. Aquí solo sabemos lo que significa ir a la derecha" - dijo Abu, rascándose la barbilla.

Lio y Zia se sintieron un poco desanimados, pero el anciano continuó.

"Sin embargo, me di cuenta de que, aunque solo podemos ir a la derecha, eso no significa que no podamos aprender y experimentar. ¡Vengan!" - los invitó, sacando una caja de su bolsillo. Cuando la abrió, reveló un montón de colores y formas magnéticas.

"¿Qué es esto?" - preguntó Zia, sorprendida.

"Estos son imanes de lateralidad. Aunque no podemos ir a la izquierda, podemos crear figuras girando hacia la derecha!" - explicó Abu mientras mostraba cómo unir los imanes.

Lio y Zia observaron con atención mientras el anciano construía un colorido laberinto que giraba en sentido horario. Ambos niños quedaron fascinados.

"Miren cómo se forman las figuras mientras giramos! Aunque solo vamos hacia la derecha, encontramos una manera de explorar lo que se siente como moverse a la izquierda!" - exclamó Lio.

Las horas pasaron jugando con los imanes, y en un instante, tuvieron una idea maravillosa.

"¡Podemos crear nuestro propio juego de lateralidad!" - propuso Zia emocionada.

Así, tomaron los imanes y comenzaron a crear distintos caminos. Mientras formaban un laberinto de colores, Lio se dio cuenta de que al moverse hacia la derecha podía ver todo lo que había a su alrededor, y eso le ayudaba a comprender la importancia de los diferentes ángulos y direcciones.

"Es como si fuéramos exploradores del espacio!" - dijo Lio.

Poco a poco, sus amigos Dexonianos se unieron a ellos, intrigados por el juego. Lio y Zia los guiaron, explicándoles cómo podían descubrir ángulos, figuras y caminos movimiento a movimiento. Las risas y los colores llenaron el lugar, creando una atmósfera de creatividad.

Tras varias horas jugando, Lio miró a su alrededor y se sintió inmensamente feliz. Aún estaban en Dexonia y solo podían moverse a la derecha, pero habían hallado una forma de no limitarse a una sola dirección. Los niños habían aprendido juntos sobre la lateralidad, no solo con el cuerpo, sino también con la mente.

"Gracias, Lio y Zia. ¡Nos hicisteis ver que hay más maneras de explorar que una sola dirección!" - dijo uno de sus amigos.

Lio sonrió, sintiéndose orgulloso. Había comenzado su aventura buscando respuestas, y en el proceso, había creado un nuevo mundo de posibilidades para él y sus amigos. Comprendió que, sin importar las limitaciones, siempre hay una manera de aprender y divertirse.

"Lo importante no es la dirección en que te mueves, sino cómo decides explorar el mundo que te rodea" - dijo Lio, mientras todos reían y continuaban jugando.

Y así, el Planeta de la Derecha se llenó de nuevos senderos, aventuras y, sobre todo, amistad, demostrando que las limitaciones pueden ser superadas con creatividad y una mente abierta. Lio sabía que su búsqueda por la lateralidad no terminaba allí, sino que comenzaba un nuevo capítulo, lleno de más preguntas y exploraciones en su querido Dexonia.

FIN.

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