El Planeta de la Diversidad
Había una vez un grupo de amigos llamados Sol, Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Vivían juntos en el sistema solar y eran muy felices.
Pero un día llegó un nuevo planeta llamado Zorg que les cambió la vida para siempre. - ¡Hola amigos! -dijo Zorg emocionado-. Soy el nuevo planeta del sistema solar. - Hola Zorg -respondieron los demás planetas al unísono-.
¿De dónde vienes? - Vengo de muy lejos -contestó Zorg con una sonrisa-. Y tengo muchas historias que contarles. Los planetas se reunieron a su alrededor y escucharon atentamente mientras les hablaba sobre su viaje por el espacio exterior.
Les contó sobre otros sistemas solares que había visitado y sobre los diferentes tipos de planetas que había conocido. - Wow, eso es impresionante -dijo Saturno asombrado-. Nunca había pensado en salir de nuestro propio sistema solar.
- Sí, es fascinante lo grande e infinito que es el universo -dijo Júpiter admirado-. Me encantaría explorar más allá de nuestras fronteras algún día. Los demás planetas estuvieron de acuerdo. Todos querían conocer más allá de lo que ya conocían.
Pero antes debían aprender a convivir con su nuevo amigo Zorg. Zorg era diferente a ellos. Era más pequeño y tenía una órbita distinta.
Al principio costó trabajo acostumbrarse a él pero poco a poco fueron aceptándolo tal como era y aprendiendo mucho gracias a sus experiencias en otros lugares del universo. Un día, mientras los planetas estaban reunidos en su habitual charla de amigos, Zorg les dijo algo que los dejó a todos boquiabiertos.
- ¿Qué pasaría si nuestro sistema solar tuviera muchos planetas más? -preguntó Zorg con una sonrisa misteriosa-. Algunos grandes, otros más chicos, más cerca o más lejos... Seríamos aún más interesantes y podríamos aprender mucho más juntos. Los demás planetas se miraron entre sí y asintieron emocionados.
La idea de tener nuevos amigos planetarios les parecía maravillosa y querían conocerlos cuanto antes. Así que decidieron salir al espacio exterior para explorar y encontrar nuevos compañeros.
Fue una aventura emocionante llena de peligros e incertidumbres pero finalmente lograron encontrar nuevos planetas con quienes hacer amistad. Y así fue como el sistema solar creció en número de integrantes pero también en sabiduría y aprendizaje gracias a la diversidad de sus miembros.
Los nueve primeros amigos nunca olvidaron la lección que les enseñó Zorg: siempre hay algo nuevo por descubrir si estamos dispuestos a salir de nuestra zona de confort.
FIN.