El planeta de la estrella solitaria
Había una vez un pequeño niño llamado Tahiel, quien vivía en un mundo muy especial. El mundo de Tahiel era diferente a cualquier otro lugar que hubieras visto antes.
Todo lo que podías imaginar estaba allí: el universo, las estrellas, los planetas y la galaxia entera. Tahiel amaba su hogar y disfrutaba explorando cada rincón del universo. Un día, mientras paseaba por la Vía Láctea, se encontró con una estrella solitaria. —"Hola" , dijo Tahiel tímidamente.
—"Hola" , respondió la estrella brillante. "¿Por qué estás sola?", preguntó Tahiel. "No lo sé", respondió la estrella triste. "Nunca he tenido amigos". Tahiel sintió compasión por la solitaria estrella y decidió hacer algo al respecto.
Se acercó a sus padres, quienes eran expertos en crear mundos nuevos y les contó sobre su nueva amiga.
Después de escucharlo atentamente, sus padres se pusieron manos a la obra para crear un nuevo planeta donde pudiera vivir su nueva amiga junto con muchas otras criaturas increíbles. Juntos trabajaron arduamente durante días hasta que finalmente crearon un hermoso planeta lleno de vida. La solitaria estrella estaba feliz de tener un hogar nuevo y muchos amigos nuevos también.
Tahiel aprendió una lección importante ese día: no importa cuán grande o pequeña sea nuestra contribución en este mundo, siempre podemos marcar una diferencia significativa si nos esforzamos lo suficiente.
Desde entonces, Tahiel pasó sus días explorando el universo en busca de nuevos amigos para traer a su hogar especial. Y cada vez que lo hacía, recordaba la lección que había aprendido y sabía que siempre podía hacer una diferencia positiva en el mundo.
Y así, Tahiel mamá papá universo estrellas, vivió feliz para siempre, rodeado de amor y amistad en su hogar especial en el universo.
FIN.