El Planeta Feliz



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, tres amigos llamados Nacho, Matías y Valentín.

Eran unos aventureros de tan solo 5 años de edad, pero tenían una imaginación tan grande que podían viajar por el cosmos sin salir de su propio jardín. Un día soleado, mientras jugaban en el patio trasero de la casa de Nacho, encontraron una caja misteriosa escondida entre los arbustos.

Llena de curiosidad, decidieron abrirla y descubrieron que dentro había un mapa estelar brillante y reluciente. - ¡Guau! ¿Qué será esto? - exclamó Matías emocionado. - Parece un mapa para explorar el espacio - respondió Valentín con los ojos llenos de asombro.

Sin pensarlo dos veces, los tres amigos se pusieron sus trajes espaciales imaginarios y siguieron las indicaciones del mapa hacia una nave espacial oculta en el fondo del jardín. Subieron a bordo y la nave despegó rápidamente hacia las estrellas.

Mientras volaban por el cosmos, se encontraron con planetas fascinantes y criaturas extraterrestres amigables que les enseñaron cosas nuevas sobre cada lugar visitado.

En uno de esos planetas aprendieron a cuidar del medio ambiente; en otro descubrieron la importancia del trabajo en equipo; e incluso conocieron a unas criaturas muy graciosas que les mostraron cómo resolver problemas usando su imaginación. Pero no todo fue diversión en este viaje cósmico. En cierto momento, se toparon con un planeta oscuro y tenebroso donde reinaba la tristeza.

Los tres amigos, con su valentía y amistad, decidieron ayudar a los habitantes del planeta a encontrar la alegría nuevamente. - ¡Vamos chicos! Hagamos una cadena de abrazos - exclamó Nacho.

- Y luego cantemos una canción alegre para animarlos - agregó Matías. - ¡Bravo! Esas son excelentes ideas. Juntos podemos lograrlo - dijo Valentín emocionado. Así fue como los tres amigos se tomaron de las manos y dieron un gran abrazo colectivo.

Poco a poco, la tristeza desapareció y el planeta volvió a llenarse de risas y sonrisas. Después de tantas aventuras y enseñanzas, era hora de regresar a casa.

Con el corazón lleno de recuerdos inolvidables, Nacho, Matías y Valentín volvieron al patio trasero donde todo había comenzado. - Ha sido la mejor aventura que hemos tenido juntos - dijo Nacho con una sonrisa. - Sí, hemos aprendido muchas cosas nuevas y nos hemos divertido mucho - agregó Matías.

- Pero lo más importante es que siempre estuvimos juntos como verdaderos amigos - concluyó Valentín. Desde aquel día, los tres amigos siguieron soñando en grande y explorando nuevos mundos desde su propio jardín.

Aprendieron que no hace falta ir muy lejos para vivir grandes aventuras si tienes imaginación y amigos fieles cerca tuyo. Y así termina esta historia llena de magia cósmica donde tres pequeños aventureros descubrieron el poder del amor, la amistad y la imaginación en cada rincón del universo.

FIN.

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