El Planeta que Salvamos


Sara y Raúl eran dos hermanos que siempre soñaban con viajar al espacio. Un día, mientras jugaban en el jardín de su casa, vieron una extraña nave espacial aterrizar en su patio trasero.

-¡Mira Sara! ¡Una nave espacial! -gritó Raúl emocionado. Los dos corrieron hacia la nave y se encontraron con un pequeño alienígena verde que salió de ella. -Hola niños, me llamo Zog. Soy del planeta Zorgon.

¿Les gustaría acompañarme a mi planeta? Tenemos una misión muy importante que cumplir -dijo el extraterrestre con una sonrisa amistosa. Sara y Raúl no lo pensaron dos veces y subieron a la nave junto a Zog.

Al entrar, quedaron asombrados por la tecnología avanzada que había en su interior. La nave despegó y comenzó un viaje emocionante hacia el espacio exterior. Durante el viaje, Zog les contó sobre un asteroide gigante que amenazaba con chocar contra su planeta.

Él necesitaba la ayuda de los niños para encontrar un mineral especial que podría salvar a su pueblo. -¡Claro que te ayudaremos, Zog! -dijo Sara entusiasmada. Después de varios días de búsqueda, finalmente encontraron el mineral necesario para detener al asteroide.

Pero cuando regresaron al planeta de Zog, descubrieron algo sorprendente: los habitantes habían construido una máquina capaz de mover al asteroide fuera del camino sin necesidad del mineral encontrado por los niños.

-¿Por qué no nos dijiste desde un principio que tenían una solución? -preguntó Raúl un poco desilusionado. Zog explicó que ellos necesitaban creer en sí mismos y trabajar juntos para encontrar una solución, aunque a veces esta ya esté ahí.

Los niños entendieron la lección y se sintieron felices de haber ayudado de alguna manera. De vuelta en casa, Sara y Raúl contaron su aventura a sus padres.

A partir de ese día, cada vez que miraban al cielo nocturno recordaban su emocionante viaje espacial y la lección aprendida: siempre hay soluciones si trabajamos juntos y creemos en nosotros mismos.

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