El Poder de la Amistad



En un mundo lleno de colores y aventuras, vivía una superheroína llamada Trista. Ella tenía un poder muy especial: podía teletransportarse a cualquier lugar con solo pensarlo. Cada vez que alguien necesitaba ayuda, Trista aparecía en un abrir y cerrar de ojos para ayudar a los demás.

Sin embargo, en una lejana ciudad, había una villana llamada Sombría. Sombría tenía un poder aterrador: podía quitar los poderes de cualquier persona. A pesar de sus habilidades, Sombría se sentía sola y triste, ya que nadie quería jugar con ella, temían su poder.

Un día, mientras Trista volaba por los cielos, recibió una llamada de auxilio. ¡Un grupo de niños estaba atrapado en un juego en el parque, y Sombría estaba allí, quitándoles sus poderes de juego!"¡Vamos, Trista!", se dijo con determinación. Y en un parpadeo, se teleportó al parque.

"¿Qué está pasando aquí?" - gritó Trista, cruzándose de brazos "¡Deja a esos niños en paz!"

"¿Y quién me lo va a impedir? Tú no puedes hacer nada sin tus poderes, Trista… ¡es hora de perderlos!" - dijo Sombría con una sonrisa traviesa, mientras levantaba su mano hacia la superheroína.

Trista sintió un escalofrío, su poder se desvanecía poco a poco. Sin embargo, no iba a rendirse. "No necesito mis poderes para ser valiente. No dejaré que lastimes a los demás. ¡Los niños merecen jugar!" - exclamó.

Sombría se sorprendió de la valentía de Trista. No era común que alguien le hablara así. "Siempre me dejaron sola, pensando que era mala. Pero lo único que quería era que me incluyeran" - susurró Sombría, sus ojos se llenaron de lágrimas.

"No eres mala, solo necesitas amigos," - le respondió Trista, franqueando el espacio entre ambas. "Podemos ser amigas y jugar juntas. ¡No tienes que quitarles los poderes a los demás para tener diversión!"

Sombría reflexionó y recordó todas las veces que había intentado hacer amigos, pero nadie le había dado una oportunidad. "¡No sé si puedo!" - exclamó,

"¡Claro que podés! Comencemos de nuevo. ¡Te prometo que seré tu amiga!" - dijo Trista, extendiendo su mano hacia Sombría.

Con un gesto tímido, Sombría tomó la mano de Trista. Al instante, algo mágico sucedió: sus poderes no luchaban entre sí, sino que se complementaban. Ambas sintieron una energía cálida que irradiaba en su interior.

"Sabes, creo que tengo una idea..." - dijo Trista, sonriendo. "Podemos usar nuestros poderes para ayudar a otros, darles alegría en lugar de quitarles lo que tienen".

"¡Sí! ¡Hagámoslo!" - gritó Sombría entusiasmada. Las dos empezaron a unir sus talentos y comenzaron a ayudar a los niños en el parque. Sombría aprendió a dar magia a los juegos, mientras que Trista podía llevar a todos a divertirse en otros lugares.

Los días pasaron, y con cada nueva aventura, su amistad se volvió más fuerte. Pronto, Sombría dejó de ser vista como una villana y se convirtió en una héroe junto a Trista. Juntas, aprendieron que la verdadera fuerza está en la amistad y en ser inclusivos con los demás.

"Mirá, somos un gran equipo", - dijo Sombría mientras ayudaban a un grupo de niños a construir una hermosa torre de bloques. "¡Sí! Y juntos podemos hacer de este mundo un lugar lleno de alegría y risas!" - respondió Trista, dándole un fuerte abrazo.

Desde aquel día, Trista y Sombría no solo se convirtieron en mejores amigas, sino también en un gran equipo que utilizaba sus poderes para hacer del mundo un lugar más feliz. Y así, aprendieron que la amistad y la comprensión pueden transformar incluso las situaciones más difíciles en hermosas historias de amor y alegría.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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