El Poder de la Amistad
Había una vez, en un pequeño barrio, dos niños llamados Ainara y Álvaro. Ainara era una niña creativa y le encantaba dibujar, mientras que Álvaro era un niño aventurero que disfrutaba de jugar al fútbol. Sin embargo, a pesar de vivir tan cerca, nunca se habían hecho amigos. Por un lado, Ainara pensaba que Álvaro era un chico demasiado ruidoso, y por otro lado, Álvaro creía que Ainara era una niña muy callada.
Un día, mientras Ainara dibujaba en el parque, se dio cuenta de que su lápiz favorito se había caído y rodaba lejos de ella. "¡Oh, no!"- exclamó, tratando de alcanzarlo, pero era imposible. De repente, Álvaro, que pasaba corriendo con su pelota, la vio. "¡Eh, Ainara! ¿Necesitás ayuda?"- preguntó él.
Ainara, un poco reacia, respondió "No sé... No quiero que me molestes justo ahora. Estoy concentrada en mi dibujo."- Sin embargo, Álvaro no se rindió. "Solo te ayudaré a recuperar tu lápiz, después podés seguir dibujando. No te hará mal tenerlo de vuelta."-
Finalmente, Ainara aceptó. Álvaro corrió hacia el lápiz y, en un abrir y cerrar de ojos, lo trajo de vuelta. "¡Aquí tenés!"- dijo, entregándole el lápiz con una sonrisa. Ainara lo miró sorprendida y, para su sorpresa, también sonrió. "Gracias, Álvaro. No esperaba que fueras tan rápido."-
Desde ese momento, comenzaron a charlar. Ainara le mostró a Álvaro sus dibujos y él, con entusiasmo, le habló de sus aventuras jugando al fútbol. "Podrías venir a jugar conmigo alguna vez,"- propuso Álvaro. Ainara dudó. "No sé... Nunca he jugado al fútbol antes.¿Y si soy un desastre?"-
Álvaro, animado, respondió "No importa. Lo importante es que te diviertas. Si no te gusta, podemos hacer otra cosa. Yo puedo enseñarte."-
Finalmente, Ainara aceptó la invitación. Al día siguiente, se encontraron en el parque. Aunque al principio se sintió un poco torpe pateando la pelota, con cada intento se fue sintiendo mejor. De hecho, descubrió que era entretenido correr y jugar. "¡Mirá, estoy aprendiendo!"- gritó con alegría. Álvaro sonrió orgulloso. "¡Sí, vas muy bien, Ainara!"-
Así pasaron los días. Ainara y Álvaro se convirtieron en amigos inseparables. Juntos se reían, jugaban y, además, se apoyaban en lo que hacían. Un día, mientras dibujaban en el parque, Ainara tuvo una idea. "¿Y si hacemos un dibujo gigante para festejar el día de la amistad?"- Álvaro, emocionado, respondió "¡Sí! Será genial. ¡Podemos pedirle a otros chicos que nos ayuden!"-
Convocaron a sus amigos y, con lápices de colores y pinceles, comenzaron a crear el mural más colorido del barrio. Todos colaboraron con diferentes dibujos: animales, paisajes, y hasta personajes de cuentos. Cuando terminaron, el mural era una explosión de colores. "¡Mirá lo que hicimos!"- exclamó Ainara, y todos aplaudieron.
Sin embargo, ocurrió algo inesperado. En un llamativo giro de la historia, un fuerte viento sopló, deshaciendo algunas partes del mural. Los chicos se entristecieron, pero Ainara y Álvaro miraron a sus amigos y dijeron al unísono. "No hay que rendirse. Podemos rehacerlo, esta vez mejor aún."-
Así que, en lugar de lamentarse, volvieron a unirse, compartiendo risas y ideas sobre cómo mejorarlo. Con cada intento, el mural se volvió más hermoso. Tras mucho esfuerzo, no solo habían reconstruido el mural, sino que lo elevaron a un nivel que jamás imaginaron.
Al final, Ainara y Álvaro se dieron cuenta de que la amistad y el trabajo en equipo no solo los había ayudado a crear algo increíble, sino que también les había enseñado que, a veces, es necesario aprender de los errores y no rendirse. "Gracias, Álvaro. No solo por ser un buen amigo, sino por enseñarme a enfrentar los desafíos."- Ainara le sonrió.
Álvaro, feliz, respondió "Y gracias a vos por mostrarme la belleza del dibujo. ¡Juntos podemos hacer cualquier cosa!"- Desde entonces, la amistad de Ainara y Álvaro se hizo más fuerte y aprendieron que, más allá de sus diferencias, lo que realmente importaba era estar juntos y compartir grandes momentos.
Con el paso del tiempo, no solo se convirtieron en los mejores amigos, sino que también inspiraron a otros en el barrio a encontrar el poder de la amistad.
Y así, juntos, descubrieron que aunque el camino tenga altibajos, el apoyo de un amigo puede hacer cualquier aventura mucho mejor.
FIN.