El poder de la amistad


Había una vez en el colegio Liceo, un niño llamado Camilo. Camilo era un niño muy especial, tenía una discapacidad que le impedía moverse con facilidad.

A pesar de eso, siempre tenía una sonrisa en su rostro y nunca se dejaba vencer por las dificultades. Sin embargo, había un grupo de estudiantes en el colegio que no entendían a Camilo y le hacían bullying por ser diferente. Lo empujaban, lo insultaban y se burlaban de él constantemente.

Pero entre todos esos estudiantes, siempre estaba Andrea. Andrea era una niña valiente y compasiva. No soportaba ver cómo trataban mal a Camilo solo por ser diferente. Siempre estaba dispuesta a defenderlo y mostrarle su apoyo incondicional.

Un día, durante el recreo, los niños del grupo de bullying decidieron hacerle una broma cruel a Camilo. Le escondieron su silla de ruedas para que no pudiera moverse y se rieron mientras él intentaba encontrarla desesperadamente.

Cuando Andrea se enteró de lo ocurrido, decidió tomar cartas en el asunto.

Se acercó al grupo de estudiantes y les dijo firmemente:"¡Basta ya! ¿No entienden que están lastimando a alguien solo porque es diferente? ¡Camilo merece respeto como cualquier otro!". Los estudiantes quedaron sorprendidos por la determinación de Andrea pero no estaban dispuestos a escucharla. Continuaron riéndose e ignorándola. Pero Andrea no se dio por vencida tan fácilmente.

Decidió pedir ayuda a sus amigos más cercanos para hacer algo especial por Camilo y demostrarle cuánto lo valoraban. Juntos, planearon una actividad en la que todos los estudiantes del colegio pudieran participar.

Crearon un concurso de arte donde cada niño debía pintar su visión de la amistad y la inclusión. El ganador tendría el honor de entregarle personalmente su obra a Camilo como muestra de apoyo y cariño. El día del concurso, el salón se llenó de color y creatividad.

Los niños dibujaron corazones, manos entrelazadas y sonrisas gigantes para representar la importancia de aceptarnos tal como somos. Cuando llegó el momento de anunciar al ganador, Andrea subió al escenario con una gran sonrisa en su rostro.

Abrió el sobre y leyó en voz alta:"¡El ganador es... Camilo!". Todos los estudiantes aplaudieron emocionados mientras Camilo se acercaba lentamente hacia el escenario. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver cómo sus compañeros le mostraban tanto amor y comprensión.

Desde ese día, algo cambió en el colegio Liceo. Los estudiantes aprendieron la importancia de respetar las diferencias y ser amables con todos. Ya no había lugar para el bullying ni las burlas injustas.

Camilo encontró verdaderos amigos en sus compañeros, especialmente en Andrea, quien siempre estuvo allí para él sin importar qué. Juntos demostraron que la amistad puede superar cualquier obstáculo y que todos merecemos ser tratados con respeto y dignidad.

Y así, gracias a la valentía y determinación de Andrea, el colegio Liceo se convirtió en un lugar donde reinaba la inclusión y el amor. Una historia que nos enseña que, a veces, una sola persona puede hacer la diferencia y cambiar el mundo para mejor.

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