El poder de la amistad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Copita, donde vivían los copitos de nieve más alegres y divertidos. Entre ellos se encontraban Tini y Franchesca, dos amigos inseparables que siempre buscaban nuevas aventuras.

Un día, mientras paseaban por el bosque encantado, Tini encontró un espejo mágico. Al mirarse en él, vio reflejada su imagen con una corona brillante sobre su cabeza.

El espejo le reveló que era el rey o la reina de Villa Copita y que tenía un poder especial para consentir a las personas. Lleno de emoción, Tini decidió usar ese poder para hacer felices a todos los habitantes del pueblo.

Así que convocó una reunión en la plaza central y les dijo:-¡Hola queridos amigos! Hoy tengo una noticia muy emocionante para compartir con todos ustedes. He descubierto que soy el rey o la reina de Villa Copita y tengo el don de consentirlos a todos.

Los copitos de nieve se llenaron de alegría al escuchar esto y comenzaron a pedirle todo tipo de cosas: juguetes nuevos, golosinas infinitas e incluso deseos extravagantes como volar sin alas o tener superpoderes.

Tini intentó complacerlos uno por uno, pero pronto se dio cuenta de que no podía satisfacer todas sus peticiones al mismo tiempo. Además, Franchesca comenzó a sentirse triste porque pensaba que ya no serían tan buenos amigos si Tini estaba ocupado consintiendo a toda la gente del pueblo.

Entonces ocurrió algo inesperado. Mientras Tini intentaba cumplir los deseos de todos, un viento fuerte sopló y el espejo mágico cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos.

El poder desapareció instantáneamente y Tini se dio cuenta de que había cometido un error. Arrepentido, Tini se disculpó con sus amigos y les explicó que no podía consentir a toda la gente del pueblo porque cada uno tenía necesidades diferentes.

Además, comprendió que su amistad con Franchesca era lo más valioso y no quería perderla por estar ocupado consintiendo a otros. Todos los copitos de nieve entendieron lo que Tini les decía y le perdonaron.

Juntos, decidieron hacer algo especial para ayudar a las personas del pueblo: organizaron una gran fiesta donde compartieron juegos, risas y regalos hechos con amor. Desde ese día, Tini aprendió que el verdadero valor está en la amistad y en hacer felices a los demás de manera equilibrada.

Y Villa Copita se convirtió en un lugar aún más encantador gracias a la solidaridad y el cariño entre sus habitantes. Y así termina nuestra historia, recordándonos que siempre es importante pensar en los demás pero sin olvidarnos también de cuidar nuestras relaciones más cercanas.

¡Que vivan felices todos los copitos de nieve!

FIN.

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