El poder de la amistad
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, tres amigos inseparables: Tomás, Sofía y Lucas. Ellos eran conocidos por su gran amistad y siempre estaban dispuestos a ayudarse mutuamente.
Un día, la maestra de la escuela anunció que se llevaría a cabo un concurso de discursos sobre el valor de la amistad. Los niños se emocionaron mucho y decidieron participar juntos como equipo. Los días pasaron rápidamente y llegó el momento del concurso.
Habían muchos otros niños allí, todos ansiosos por dar sus discursos. Tomás, Sofía y Lucas se sentían nerviosos, pero también confiados en su amistad y habilidades para comunicarse.
Cuando les tocó el turno de subir al escenario, los tres amigos caminaron hacia adelante con determinación. Tomás comenzó hablando sobre cómo la amistad puede alegrar los días más oscuros, mientras Sofía continuaba explicando cómo los verdaderos amigos siempre están ahí para apoyarnos.
Pero cuando le llegó el turno a Lucas, algo extraño ocurrió. Olvidó completamente lo que iba a decir e incluso tartamudeaba tratando de recordarlo. La audiencia comenzó a murmurar entre sí y algunos incluso rieron. Sofía miró preocupada a Lucas y luego a Tomás.
Sabían que tenían que hacer algo para ayudarlo en ese momento difícil.
Sin pensarlo dos veces, Sofía tomó la mano de Lucas y dijo:"La verdadera amistad no está basada en las palabras perfectas o en discursos memorizados; está basada en estar ahí cuando alguien lo necesita". Tomás asintió y continuó:"La amistad es un lazo especial que nos une en los buenos y malos momentos.
No importa si tartamudeas o te olvidas de lo que ibas a decir, nosotros siempre estaremos aquí para apoyarte". Las palabras de sus amigos llenaron el corazón de Lucas de valentía y confianza. Tomó aire profundamente y comenzó a hablar desde su corazón:"La verdadera amistad es como una flor que crece en nuestro jardín interior.
A veces puede marchitarse por las dificultades, pero con el cuidado adecuado, florecerá nuevamente". A medida que Lucas hablaba, su voz se volvió más fuerte y segura. Todos estaban impresionados por su determinación y sinceridad al hablar.
Al finalizar el discurso, los tres amigos se miraron orgullosos sabiendo que habían superado juntos ese desafío. La audiencia les aplaudió emocionada mientras ellos bajaban del escenario abrazándose.
El jurado del concurso quedó tan impresionado con la valentía de los tres amigos que decidieron otorgarles el primer premio como reconocimiento a su sincera amistad. Desde aquel día, Tomás, Sofía y Lucas siguieron siendo inseparables.
Aprendieron que la verdadera amistad no se basa en ser perfecto o tener habilidades extraordinarias; sino en estar allí cuando alguien necesita apoyo. Y así, Villa Alegre fue testigo del poder de la amistad entre tres niños comunes pero extraordinarios.
FIN.